Cientos de supervivientes al aborto narran en la Red la experiencia de vivir "de milagro"

Muchos de ellos han explicado las secuelas que les han quedado tras sufrir "este holocausto."


Cientos de jóvenes durante una mani-
festación contra el aborto frente al
Congreso de
los Diputados

Millones de personas son abortadas en todo el mundo. Sólo unos pocos, que de manera afortunada se salvaron de la muerte en el vientre de sus madres, pueden contar la experiencia de cómo vivir tras haber intentado eliminarles con inyecciones de suero salino en el útero, cuchillas y aspiradores o cócteles de quinina. Los sobrevivientes al aborto ahora narran sus experiencias vitales en la Red, y todos ellos afrontan la vida conscientes de su milagrosa existencia. Con la alegría y el optimismo que, en ocasiones, han logrado contagiar a sus progenitores, dan testimonio de su vida.

Nicolás de Cárdenas - Madrid.- 29 de enero de 2003 La Razón

Más impresionante que sobrevivir a cualquier otro peligro morral

        Sobrevivir a un infarto de miocardio, o a un cáncer, son experiencias que le cambian a uno la vida. Aquellos que han padecido durísimas enfermedades y se han sobrepuesto, suelen cambiar su humor (a mejor), enfrentar los problemas cotidianos con optimismo y sonreír casi permanentemente.

        La experiencia de una muerte cercana no se olvida. Ni cuando la "inevitable", guadaña en ristre, te ronda en el seno materno cuando algunas de las facultades no están totalmente desarrolladas, aunque estén ahí de hecho. A pesar del elevado número de abortos que se practican al año en todo el mundo, la "eficacia" abortista no es perfecta. Son muchos los valientes que han decidido hablar alto y claro de su vida. Una vida que quiso ser interrumpida, según los proaborto, y aniquilada según los provida. Cientos de estos testimonios se pueden hallar en http://www.jocarmo.com/are/sobrevivientes.htm

Afortunados errores en este caso

        En unos casos, el encargado de hacer la operación quirúrgica, no llegó a hacer bien su trabajo; en otros, sobrevivió uno de los hermanos gemelos de un embarazo. En todas las narraciones queda patente la alegría de vivir de cada uno de sus protagonistas, los no abortados, y en muchos casos, la felicidad final de sus progenitores. La historia de estos supervivientes, es la historia que para otros muchos no pudo ser.

        Las legislaciones de medio mundo sancionan el aborto como un derecho de todas las mujeres. ¿También de Sara Smith?

Sin rencor hacia su madre que bastante tiene

El hermano gemelo
        Perdió a su hermano hace más de 25 años; ambos estaban en el útero de su madre cuando "fue raspado de arriba abajo", como ella misma cuenta. Sara nació prematura, vivió en hospitales hasta los dos años y medio y fue operada 30 veces en sus primeros catorce años de vida.

        A pesar de ello, no se muestra rencorosa con su madre: "A veces me preguntan si odio a mi madre o si estoy molesta con ella porque me arrebató a mi hermano. Y yo les digo que he visto el dolor por el que ella ha pasado y no tengo derecho a cargarle más sentimiento de culpabilidad sobre sus espaldas".

Ahora ambas defienden juntas la

        La propia madre, Betty Smith, ratifica las palabras de su hija y se lamenta amargamente: "Si tan sólo hubiera sabido que no era un puñado de células como yo creía..."

        Sara Smith recorre el mundo entero junto a su madre, explicando cómo está en este mundo casi por casualidad y cómo echa de menos a su hermano, al que recuerdan con una lápida sobre una tumba vacía.

El niño casi a término "Rivanolito"
        La madre de "Rivanolito" tenía 35 años de edad y varios hijos cuando quedó embarazada. Por todo esto, y por la posibilidad de que el niño presentara alguna malformación congénita u otra anomalía como el Síndrome de Down, el médico aconsejó el aborto. Fue así que la madre decidió someterse a un método de interrupción tardía del embarazo que consiste en administrar a la embarazada, a través del cuello del útero mediante una sonda, una sustancia de color amarillo mostaza llamada "Rivanol", la cual produce fuertes contracciones y provoca la expulsión del niño fuera del claustro materno.
Por fortuna era otra enfermera

        Con frecuencia éste nace vivo y llorando. Sin embargo, el día que esta señora fue sometida al método, la enfermera habitual de esa sala no fue a trabajar y en su lugar se encontraba otra que no tenía experiencia en esta clase de trabajo. Cuando la enfermera vio que la mujer expulsó "el producto de la concepción" (así llaman los médicos de estos centros a los niños abortados) y escuchó su llanto, no hizo lo habitual en estos casos, que es abandonar al niño para que por su inmadurez pulmonar muera rápidamente.

        Enternecida, corrió con él en brazos al Departamento de Cuidados Intensivos de Neonatología donde se encontraba de guardia un médico provida que dio al niño el tratamiento adecuado. "Rivanolito" es hoy un adolescente que asiste a la escuela secundaria, sólo padece asma en grado leve y continúa atendiéndose con el médico que le salvó de la muerte.