"Gobernar a mediocres es más sencillo que dirigir a talentos"

Javier Fernández Aguado asegura en la Universidad de Navarra que el buen jefe, "además de dirigir, procura desarrollar a su gente"

Noticias de la Universidad de Navarra,
http://www.unav.es

 
Javier Fernández Aguado es socio director de la consultora MindValue y autor de libros como 'Dirigir y motivar equipos'.
Difícil libertad dirigida

        "Gobernar a mediocres es más sencillo que dirigir a talentos". Así lo afirmó Javier Fernández Aguado, socio director de la consultora MindValue (http://www.mindvalue.com/) y considerado uno de los diez mayores expertos españoles de management (dirección y gestión de empresas, recursos humanos, etc.). Este filósofo, profesor y autor de obras como 'Dirigir y motivar equipos' intervino en el Foro de Formación para la Empresa (EMFORMA), que organizan la Fundación Empresa-Universidad de Navarra y Caja Rural.

        En su opinión, "el talentoso suele ser una persona con peculiaridades, porque está relativamente unido a la genialidad y la locura. Por eso resulta más sencillo gobernar a mediocres". Asimismo, añadió que "la empresa debe contar también con personas particularmente preparadas, con creatividad y visión de futuro, aunque en muchas ocasiones son las más difíciles de dirigir".

        Javier Fernández Aguado habló sobre la figura del jefe como un entrenador (coach en inglés) que, "además de dirigir, procura desarrollar a su gente, aunque hay un límite. Se debe respetar la individualidad de cada persona, pero consiguiendo objetivos. Es una cuestión de equilibrio. Una libertad vigilada con unos mínimos sistemas de control que verifiquen que el empleado no se aprovecha de la confianza para engañar. Hay que dar confianza, pero sin ser ingenuo".

Amenazas, hábitos y valores

Gestión del error

        Sobre los errores de los empleados afirmó que, "si no hay mala voluntad, hay que asumir el coste pacíficamente. Pero si la hay, habrá que tomar medidas". Una de las claves para superar los errores de los empleados en su afán por innovar pasa por "que el subordinado no considere superior el castigo por el error a su capacidad innovadora. Hay que dar oportunidades para que la gente innove, si no, acabarán 'cumpliendo funciones'".

        Los objetivos de la empresa pueden lograse "por amenaza o por hábitos. Resulta peligroso exigir de manera desmedida: a corto plazo suele ser muy útil porque los empleados trabajan más durante un tiempo, pero cuando el jefe se ha ido, los trabajadores desconectan. Hay que saber conjugar dirección por amenaza con dirección por hábitos, que consiste en convocar los mejores deseos e intereses de cada persona en el trabajo que realiza".

        El profesor Javier Fernández Aguado incidió también en la dirección por medio de valores. En su opinión, para dirigir una empresa hace falta una formación técnica y antropológica para motivar a las personas. "Hay que transmitir a los empleados que con su trabajo van consiguiendo mejoras en el entorno social. En definitiva, hay que conseguir lo mejor de cada uno en su ámbito para alcanzar la complicada meta de una felicidad posible en el trabajo".