Ronald Reagan y la enfermedad de Alzheimer


José Manuel Martínez-Lage
Profesor de Neurología
Universidad de Navarra,

Diario de Navarra 16 de junio de 2004

Cifras que dan pánico         En los últimos 25 años, el Alzheimer ha ido adquiriendo en los EE. UU. proporciones cada vez más míticas en razón de la concienciación ciudadana al respecto, la tragedia personal que supone, el drama familiar que acarrea y la dimensión epidémica que posee. Más de cuatro millones de norteamericanos sufren ahora esta enfermedad espantosa, cifra que se estima ascenderá hasta siete millones en 2010 si la investigación biomédica no logra impedirlo. Los muy numerosos "baby-boomers" se acercan a los 65 años, edad en la que comienza el riesgo de sufrir tan tremenda enfermedad. La Alzheimer's Association, surgida en Bethesda en 1979 como respuesta de la sociedad al impacto socio-económico y médico-científico que esta enfermedad ha ido produciendo, es la mayor organización privada del mundo que informa, forma, y apoya a los familiares de estos pacientes, así como la segunda fuente de financiación de la investigación, tras el Gobierno Federal, que trata de desentrañar, conquistar, curar y aún erradicar este mal. Su lema es "Un mundo sin Alzheimer". Se puede obtener más información en la web www.medicinainformacion.com.
Cuando afecta a los famosos         Muchas celebridades de aquel país han contribuido a la toma de conciencia por parte de la sociedad sobre la calamidad que representa el Alzheimer. Rita Hayworth, la inolvidable Gilda, fue la primera. En 1981 los periódicos de Nueva York informaron de que aquella estrella del cine padecía alcoholismo. Se dijo que estaba permanentemente embriagada, por lo que los vecinos de su lujoso apartamento en Central Park West deseaban que lo abandonara y les dejase tranquilos. Robert Katzman, neurólogo y paladín de la causa Alzheimer desde mediados los 1970, pudo aclarar que los trastornos de conducta de la Hayworth se debían en realidad al Alzheimer y no a la ingesta de alcohol. La hija de Rita, la princesa Yasmina Aga Khan, se convirtió en activista para recaudar fondos a favor de la investigación, el cuidado y la asistencia de los enfermos con Alzheimer. Cuando Rita Hayworth murió en 1987 a los 68 años, el entonces presidente Ronald Reagan, coprotagonista con ella de varias películas, dijo: "Su coraje, su franqueza y la de su familia han prestado un gran servicio público para llamar la atención mundial sobre la enfermedad que todos esperamos pueda ser pronto curada".
El caso de Ronald Reagan

        El Día de Acción de Gracias de 1982 Ronald Reagan proclamó una semana de toma de conciencia en todo el país sobre la enfermedad de Alzheimer. Uno de los invitados a la recepción que con tal motivo se celebró en la Casa Blanca fue George Glenner, el hombre que había descubierto que la sustancia nociva que causa el Alzheimer es la proteína amiloide. Glenner, contó años más tarde a un periodista de San Diego que el presidente Reagan en aquella ocasión, mirándole a los ojos le preguntó: «¿Qué es la enfermedad de Alzheimer?». Glenner le explicó que era la consecuencia de la formación de placas neuríticas y ovillos neurofibrilares en la corteza cerebral lo que produce la muerte de muchas neuronas, y cuya expresión clínica es demencia, trastornos de conducta e incapacidad funcional del enfermo que se hace totalmente dependiente. Reagan sonrió y le contestó: «Todo lo que yo sé es que mi madre murió mayor, ingresada en una residencia y que en la etapa final no me reconocía». Su biógrafo oficial, Edmund Morris, confirma que Nelle Reagan falleció demenciada probablemente a causa de enfermedad de Alzheimer.

        Ronald Reagan nunca fue especialmente admirado por su memoria, según escribe David Shenk en su celebrado y famoso libro, El alzheimer (Espasa Calpe, 2001), que recientemente la cadena PBS ha editado en vídeo, con versión en español, y DVD. Esto dio pie a que circularan por Washington abundantes chistes sobre la mala memoria del presidente, como es de rigor hacer con los más famosos políticos. Pero a finales de la década de los ochenta y sobre todo a principios de los noventa era palpable que había perdido capacidad funcional y olvidado no sólo cosas, sino también cómo se hacían las cosas, lo cual es de mucho más valor diagnóstico de Alzheimer que los simples olvidos. ¿Tenía Reagan ya síntomas de Alzheimer cuando ocupó la presidencia en su segundo mandato presidencial (1985-1989). Hoy, preocupados como estamos en el diagnóstico tan precoz como sea posible de la enfermedad, diríamos que sí. Su medico personal, John Hutton, lo negó en su día, pero es que entonces el conocimiento de tales síntomas era aún un tanto rudimentario. Sólo se diagnosticaba Alzheimer cuando ya el enfermo estaba demente de acuerdo con unos criterios arbitrariamente establecidos por determinados comités de especialistas. Entonces tampoco tenía demasiada importancia retrasar el diagnóstico, porque no había medicamento alguno capaz de generar una mejora en los síntomas o retrasar la progresión. Pero hoy, por fortuna, los cuatro fármacos que podemos recetar en beneficio de los enfermos obligan a hacer diagnósticos tempranos, puesto que cuando antes se comience el tratamiento, mayor será su eficacia.

Una investigación coordinada y jerarquizada

        En 1993, en la Clínica Mayo de Rochester, Minnesota, Reagan fue sometido a una revisión médica y ya el diagnóstico de Alzheimer era evidente. En febrero de 1994, con motivo de sus 83 años, Reagan intervino ante una multitud. Margaret Thatcher le había presentado ante el público. Reagan se quedó callado durante unos segundos interminables. Logró remontar la situación. Y, como es bien sabido, el 5 de noviembre de 1994 publicó la famosa carta manuscrita en la que anunciaba a sus compatriotas que era "uno más de los millones de norteamericanos que padecen Alzheimer. Al tener conocimiento de esta noticia, Nancy y yo tuvimos que decidir si en condición de ciudadanos privados íbamos a mantener el asunto en total privacidad o si deseábamos dar a conocer la noticia de manera pública. [...] Por eso, ahora nos parece importante compartir esta noticia con vosotros. Al abriros nuestros corazones, albergamos la esperanza de que de este modo se promueva una mayor concienciación sobre esta enfermedad. Tal vez sirva para fomentar un conocimiento más claro de los individuos y las familias que la padecen". Creo que esta carta ha rendido un enorme servicio a la causa Alzheimer, pero también opino que fue escrita al dictado. La mente y la conciencia de Reagan sobre su enfermedad debían de estar ya alteradas por la enfermedad.

        La única solución que tiene un problema es asumirlo cogiendo el miura por los cuernos. En 1995, los Reagan crearon y dotaron, dentro de la Alzheimer's Association, el Instituto de Investigación Ronald and Nancy Reagan dedicado a promover todo tipo de iniciativas encaminadas a acelerar el avance en el conocimiento y curación de esta enfermedad. Fueron 15 los proyectos de investigación que este instituto financió en 2003 con un presupuesto en torno a los 3.000 millones de dólares. Que nadie se llame a engaño: "un mundo sin Alzheimer" solo llegará en los altares de la investigación neurocientífica de excelencia, cooperativa, coordinada y jerarquizada como se está haciendo también en el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de la Universidad de Navarra.

        El Alzheimer es una enfermedad más de los cuidadores que de los médicos. A Ronald Reagan le cuidaron Nancy y sus hijos, toda la familia, especialmente su hija Maureen –fallecida de cáncer en 2001–, trabajó intensamente en la lucha contra el Alzheimer. El hombre que olvidó que durante ocho años fue la persona más poderosa de la Tierra prosiguió el largo viaje que le condujo al crepúsculo de su vida, según sus propias palabras. Fue un lento ocaso a lo largo de más de diez años que concluyó hace unos días. Descanse en paz.