Cartel (en sueco) de la película de 1925

Una escena de las cuádrigas en el film de 1959
La verdadera historia de Ben - Hur
La película que vemos cada Semana Santa es de 1959, pero hubo otras en 1925 y en 1907, y una obra de teatro antes, y antes aún la novela de Lew Wallace.
La novela de la que todo surgió se publicó en 1880: Ben-Hur: a tale of the Christ ("Ben-Hur, una historia del Cristo"). Su autor era el general Lew Wallace, un hombre de vida agitada: había defendido Washington de las tropas confederadas (sudistas) durante la Guerra Civil Americana, sirvió en la corte marcial que juzgó a los asesinos de Lincoln y cuando fue gobernador de Nuevo México tuvo que tratar con problemas como Billy el Niño.
Wallace era un enamorado de historias folletinescas de aventuras como El Conde de Montecristo, pero nunca habría escrito su novela de no ser por un encuentro con un agnóstico apasionadamente anti-cristiano, Robert Ingersoll. Al conocer a Ingersoll, el general Wallace, que siempre había sido bastante indiferente a los temas religiosos, sintió la necesidad de investigar el cristianismo por su cuenta...y así llegó a ser un creyente convencido.
 

        Wallace murió en 1905, hace exactamente cien años, y quizá esta es la excusa por la que ahora aparece (en EEUU y suponemos que pronto en España) una edición de coleccionista en un estuche de 4 DVDs con la película Ben Hur de 1959 junto con otra anterior, la de 1925.

        Pero la primera película sobre Ben-Hur fue emitida en 1907, dos años después de la muerte de Wallace. Duraba sólo 15 minutos y era poco más que una escena de carrera de cuádrigas. Además, se filmó sin los permisos de los herederos de Wallace, cuya denuncia y posterior sentencia sentó precedente en el derecho de propiedad intelectual. Wallace no pudo ver ninguna película sobre su obra, pero sí una obra de teatro en 1899 que fue muy popular (con caballos de verdad que corrían por el escenario).

Ben-Hur: a tale of the Christ (1925, dirigida por Fred Niblo)

        Eran aún los días del cine mudo. La película duraba unas inusuales y largas 2 horas 23 minutos. Sólo con la Natividad ya emplea 15 minutos. A continuación, Jesús enseñando, el Sermón de la Montaña, la mujer en adulterio, Domingo de Ramos, la Última Cena y la Crucifixión. A Jesús no se le ve directamente, apenas su mano en algún gesto. Curiosamente, aunque casi toda estaba en blanco y negro, muchas de las escenas sobre Jesús y alguna sobre Judá Ben-Hur se filmaron en el technicolor de la época. Por ejemplo, cuando Judá salva al Almirante Quinto Arrio y pasa de ser galeote a romano adoptivo... ¡Roma incorpora el technicolor, empezando con un desfile de la victoria en el que mujeres en topless arrojan flores! Y es que en los años 20 las películas bíblicas combinaban pietismo y exhibicionismo de una forma hoy desconcertante.

        En esta versión, Judá es un hombre rico dispuesto a financiar la guerra contra Roma y ayudar al Mesías a echar a los romanos. Su madre y hermana, y el mago Baltasar, insisten en que es mejor rezar y tener fe. Al final Judá entiende y la película acaba con su declaración de fe: "Él no está muerto; vivirá por siempre en los corazones de los hombres". El malvado tribuno Messala es más simplificado –un malo malísimo– que en la película de 1959 pero también era cosa de las películas mudas. Visualmente hay tratamientos modernos que hacen que no sea una película caduca y los decorados (la batalla marina, el circo de carreras, el terremoto de la muerte de Cristo) pueden considerarse incluso mejores que en 1959 porque en aquella época se trabajaba menos con miniaturas y más con construcciones en gran tamaño.

Ben-Hur (1959, dirigida por William Wyler)

        Es el clásico de 3 horas y media que en España se emite siempre en Navidad y en Semana Santa por televisión. En esta edición de coleccionista hay música de entreacto al inicio de cada DVD. Aquí la Natividad sigue al principio (sólo 5 minutos) y la Crucifixión al final. Durante la película, sólo hay unas pequeñas escenas en las que aparezca Jesús y el gran protagonista es sólo Judá Ben-Hur. En la película muda de 1925 se veían carteles con las palabras de Jesús cuando predicaba: en esta nos llegan sus enseñanzas sólo a través de las palabras de sus seguidores.

        Esta película, posterior al establecimiento del Estado de Israel, trató de unir a los espectadores de distintas religiones. Aquí Judá Ben-Hur no es un militante mesiánico: su rabia contra Roma tiene causas personales. Los personajes no ven a Jesús como el Mesías que cumple las profecías, no tienen una fidelidad directa a Él tanto como a otras cosas que asocian: Esther, la amada de Judá, dice que Jesús habla de amor y perdón; las últimas palabras de Judá son "sentí que su voz quitaba la espada de mi mano", que es una opción por la paz, pero aún no una opción por Jesús. Algunos críticos apuntan que las leprosas se curan no por su fe en Jesús sino porque les da pena... es decir, bastan los buenos sentimientos, más que los buenos consentimientos.

        Es curioso que el judío Judá hiciese tan buenas migas con el jeque árabe que le aporta los caballos. Una amistad árabe-israelí que en la vida real era difícil entonces más que ahora: la película se prohibió en varios países árabes.

        La música de Miklos Rozsa –romántica, emocionante o trascendente–, el buen ritmo de la película, el éxito técnico en la batalla naval o la carrera de cuádrigas, etc... le llevaron a obtener un total de 11 Oscars, algo que no se repitió hasta Titanic (1997) y El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey (2003).

        En el DVD de coleccionista hay algunos extras interesantes. Un documental remarca la fe de Wallace, pero también da amplio espacio a las declaraciones del escritor (muy anticristiano) Gore Vidal, que colaboró en el guión muy en su contra, e insiste en que a Stephen Boyd (Massala) se le pidió que interpretase su papel como si mantuviese una atracción homoerótica por Ben-Hur (Charlton Heston). Tanto Heston como el director Wyler lo han negado siempre.