Los síntomas del Parkinson


José Manuel Martínez-Lage. Profesor y consultor de Neurología Clínica
Universitaria de la Universidad de Navarra
12 de septiembre de 2003 ABC (Madrid)

          Típicamente, porque hay casos con sintomatología atípica, la enfermedad de Parkinson (James Parkinson, 1817), origina temblor, rigidez y acinesia (falta, pérdida o cesación de movimiento). El temblor aparece en una extremidad cuando está en reposo, por ejemplo, en la mano mientras el brazo está apoyado sobre la mesa. La rigidez se manifiesta por la dificultad para realizar movimientos con la velocidad habitual. La acinesia consiste en el impedimento para moverse con la amplitud y rapidez propias de una movilidad normal.

        De estos tres síntomas cardinales, el temblor es obvio para cualquiera que lo observa; la rigidez es un fenómeno que sólo comprueba el médico; y la acinesia es un trastorno mucho más complejo y desconcertante para todos cuantos la presencian.

        La acinesia es responsable de que el enfermo parkinsoniano camine más y más despacio, utilice sus manos con una premiosidad que desconcierta, su expresión se vuelva impávida y su voz débil e inaudible. Además, esta acinesia puede presentarse de manera más acusada, inopinadamente un día u otro de la enfermedad. Es entonces cuando el enfermo se queda clavado al suelo sin poder dar un paso y sin poder articular palabra.

        Conviene aclarar que aunque en ocasiones los medios de comunicación llamen a estos síntomas acinéticos "fatiga o cansancio", nada tienen que ver ni con el significado ni con el significante de tales términos.