SALMOS Y CANTICOS DE LA SAGRADA ESCRITURA

 

Salmo 2

Antífona: Su reinado es sempiterno; y todos los reyes le servirán y le acatarán. (T. P. Aleluya).


1. ¿Por qué se han amotinado las naciones, y los pueblos meditaron cosas vanas?

2. Se han levantado los reyes de la tierra, y se han reunido los príncipes contra el Señor y contra su Cristo.


3. Rompamos sus ataduras, y sacudamos lejos de nosotros su yugo, dijeron.

4. El que habita en los cielos se reirá de ellos, se burlará de ellos el Señor .

5. Entonces les hablará en su indignación, y los llenará de terror con su ira.

6. Mas yo constituí mi rey sobre Sión, mi monte santo.


7. Predicaré su decreto. A mí me ha dicho el Señor: «Tú eres mi hijo; yo te he engendrado hoy.

8. Pídeme, y te daré las naciones en herencia, y extenderé tus dominios hasta los confines de la tierra.

9. Los regirás con vara de hierro, y los romperás como a vasija de alfarero».

10. Ahora, pues, ¡oh reyes!, entendedlo bien: dejaos instruir, los que juzgáis la tierra.

11. Servid al Señor con temor, y ensalzadle con temblor santo.

12. Abrazad la buena doctrina, no sea que al fin se enoje, y perezcáis fuera del camino, cuando, dentro de poco, se inflame su ira. Bienaventurados serán los que haan puesto en él su confianza.

13. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

14. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona: Su reinado es sempiterno; y todos los reyes le servirán y le acatarán. (T. P. Aleluya).


V. Señor, escucha mi oración.
R. Y llegue a ti mi clamor.


Los sacerdotes añaden:

V. El Señor sea con vosotros.
R. Y con tu espíritu.

Oremos: Omnipotente y sempiterno Dios, que en tu amado Hijo, Rey universal, quisiste instaurarlo todo: concédenos propicio que todos los pueblos, disgregados por la herida del pecado, se sometan a su suavísimo imperio: que contigo vive y reina en unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos.


R. Amén.

Antiphona: Regnum eius regnum sempitérnum est, et omnes reges sérvient ei et obœdient. (T. P. Allelúia).

1. Quare fremuérunt gentes, et pópuli meditáti sunt inánia?


2. Astitérunt reges terræ, et príncipes convenérunt in unum advérsus Dóminum et advérsus Christum eius:

3. «Dirumpámus víncula eórum et proiciámus a nobis iugum ipsórum!».

4. Qui hábitat in cælis, irridebit eos, Dóminus subsannábit eos.

5. Tunc loquétur ad eos in ira sua et in furóre suo conturbábit eos:


6. «Ego autem constítui regem meum super Sion, montem sanctum meum!».

7. Prcedicábo decrétum eius. Dóminus dixit ad me: «Fílius meus es tu; ego hódie génui te.

8. Póstula a me, et dabo tibi gentes hereditátem tuam et possessiónem tuam términos terræ.

9. Reges eos in virga férrea et tamquam vas fíguli confrínges eos».


10. Et nunc, reges, intellégite, erudimini, qui iudicatis terram.


11. Servíte Dómino in timóre et exsultáte ei cum tremóre.

12 Apprehéndite disciplinam, ne quando irascátur, et pereátis de via, cum exárserit in brevi ira eius. Beati omnes, qui confídunt in eo.

 

13. Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto.

14. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sæcula sæculorum.
Amen.

Antíphona: Regnum eius regnum sempitérnum est, et omnes reges sérvient ei et obœdient. (T. P. Allelúia).

V. Dómine, exaudi oratiónem meam.
R. Et clamor meus ad te véniat.

Sacerdotes addunt:

V. Dóminus vobíscum.
R. Et cum spíritu tuo.

Orémus: Omnípotens sempitérne Deus, qui in dilécto Fílio tuo, universórum Rege, ómnia instauráre voluísti: concéde propítius; ut cunctæ famíliæ géntium, peccáti vúlnere disgregátæ, eius suavíssimo subdántur império: Qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti Deus: per ómnia sæcula sæculórum.

R. Amen.


Salmo 50 (Miserére)


Ten piedad de mí, oh Dios, según tu misericordia:

Y según la muchedumbre de tus piedades, borra mi iniquidad.


Lávame todavía más de mi iniquidad, y límpiame de mi pecado.

Porque yo reconozco mi maldad, y delante de mí tengo siempre mi pecado.

Contra ti solo he pecado; y he cometido la maldad delante de tus ojos a fin de que perdonándome, aparezcas justo en cuanto hables, y quedes victorioso en los juicios que de ti se forme.

Mira, pues, que fui concebido en iniquidad, y que mi madre me concibió en pecado.

Y mira que tú amas la verdad: tú me revelaste los secretos y recónditos misterios de tu sabiduría.

Me rociarás, Señor, con el hisopo, y seré purificado: me lavarás, y quedaré más blanco que la nieve.

Infundirás en mi oído palabras de gozo, y de alegría; con lo que se recrearán mis huesos quebrantados.

Aparta tu rostro de mis pecados, y borra todas mis iniquidades.

Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, y renueva en mis entrañas el espíritu de rectitud.

No me arrojes de tu presencia, y no retires de mí tu santo Espíritu.


Restitúyeme la alegría de tu Salvador; y fortaléceme con un espiritu generoso.

Yo enseñaré tus caminos a los malos, y se convertirán a ti los impios.

Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios salvador mío, y ensalzará mi lengua tu justicia.

Oh Señor, tú abrirás mis labios; y publicará mi boca tus alabanzas.

Que si tú quisieras sacrificios, ciertamente te los ofreciera; mas tú no te complaces sólo con holocaustos.

El espíritu compungido es el sacrificio más grato para Dios: no despreciarás, oh Dios mío, el corazón contrito y humillado.

Señor, por tu buena voluntad sé benino para con Sión, a fin de que estén firmes los muros de Jerusalén.

Entonces aceptarás el sacrificio de justicia, las ofrendas, y los holocaustos; entonces serán colocados sobre tu altar becerros para el sacrificio.


Miserére mei, Deus, secúndum misericórdiam tuam.

Et secúndum multitúdinem miseratiónum tuárum dele iniquitátem meam.

Amplius lava me ab iniquitáte mea et a peccáto meo munda me.

Quóniam iniquitátem meam ego cognósco: et peccátum meum contra me est semper.

Tibi, tibi soli peccávi, et malum coram te feci, ut iustus inveniáris in senténtia tua et equus in iudício tuo.

 


Ecce enim in iniquitáte generatus sum: et in peccáto concépit me mater mea.

Ecce enim veritátem in corde dilexísti: et in occúlto sapiéntiam manifestásti mihi.

Aspérges me hyssópo, et mundábor: lavábis me, et super nivem dealbábor.

Audíre me fácies gáudium et letítiam, et exsultábunt ossa, quce contrivísti.

Avérte fáciem tuam a peccátis meis et omnes iniquitátes meas dele.

Cor mundum crea in me, Deus, et spíritum firmum ínnova in viscéribus meis.

Ne proícias me a fácie tua et spíritum sanctum tuum ne áuferas a me.

Redde mihi lætítiam salutáris tui et spíritu promptíssimo confirma me.


Docébo iníquos vias tuas, et ímpii ad te converténtur.

Líbera me de sanguínibus, Deus, Deus salútis meæ, et exsultábit língua mea iustítiam tuam.

Dómine, lábia mea apéries, et os meum annuntiábit laudem tuam.

Non enim sacrifício delectáris; holocáustum, si ófferam, non placebit.


Sacrifícium Deo spíritus contribulátus; cor contrítum, et humiliátum, Deus, non despícies.


Benígne fac, Dómine, in bona voluntáte tua Sion, ut ædificéntur muri Ierúsalem.

Tunc acceptábis sacrifícium iustítiæ, oblatiónes et holocáusta: tunc impónent super altáre tuum vítulos.


Cántico de Zacarías (Benedictus) (Lc 1, 68-79)


Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo; según lo había predicho desde antiguo por la boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que hizo a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.


Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.



Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre.


Benedíctus Dóminus, Deus Israel, quia visitávit, et fecit redemptiónem plebi suæ et eréxit cornu salútis nobis in domo David púeri sui.

 


Sicut locútus est per os sanctórum, qui a sæculo sunt, prophetárum eius, salútem ex inimícis nostris et de manu ómnium, qui odérunt nos; ad faciéndam misericórdiam cum pátribus nostris et memorári testaménti sui sancti.

Iusiurándum, quod iurávit ad Abraham patrem nostrum, datúrum se nobis, ut sine timóre, de manu inimicórum liberáti, serviámus illi in sanctitáte et iustítia coram ipso ómnibus diébus nostris.

Et tu, puer, prophéta Altíssimi vocáberis: præíbis enim ante fáciem Dómini paráre vias eius. Ad dandam sciéntiam salútis plebi eius in remissiónem peccatórum eorum, per víscera misericórdiæ Dei nostri.

In quibus visitábit nos, óriens ex alto, illumináre his, qui in ténebris et in umbra mortis sedent, ad dirigéndos pedes nostros in viam pacis.


Glória Patri.


Cántico de María (Magníficat) (Lc 1, 46-55)


Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre.


Magníficat ánima mea Dóminum, et exsultávit spíritus meus in Deo salvatóre meo, quia respéxit humilitátem ancíllæ suæ.

Ecce enim ex hoc beátam me dicent omnes generatiónes, quia fecit mihi magna, qui potens est, et sanctum nomen eius, et misericórdia eius in progénies et progénies timéntibus eum.

Fecit poténtiam in bráchio suo, dispérsit supérbos mente cordis sui; depósuit poténtes de sede et exaltávit húmiles; esuriéntes implévit bonis et dívites dimísit inánes.

Suscépit Israel púerum suum, recordátus misericórdiæ, sicut locútus est ad patres nostros, Abraham et sémini eius in sæcula.


Glória Patri.


Cántico de Simeón (Nunc dimíttis) (Lc 2, 29-32)


Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz.


Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos:

luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre.


Nunc dimíttis servum tuum, Dómine, secúndum verbum tuum in pace.

Quia vidérunt óculi mei salutáre tuum, quod parásti ante fáciem ómnium populórum,

lumen ad revelatiónem géntium et glóriam pleis tuæ Israel.

Glória Patri.

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