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Assumpta
est María in coelum: gaudent angeli! María ha sido
llevada por Dios, en cuerpo y alma, a los cielos: ¡y los Angeles
se alegran!
Así canta la Iglesia. Y
así, con ese clamor de regocijo, comenzamos la contemplación
en esta decena del Santo Rosario:
Se ha dormido la Madre de Dios. Están alrededor de su lecho
los doce Apóstoles. Matías sustituyó a Judas.
Y nosotros, por gracia que todos respetan, estamos a su lado también.
Pero Jesús quiere tener a su Madre, en cuerpo y alma, en la Gloria.
Y la Corte celestial despliega todo su aparato, para agasajar
a la Señora. Tú y yo niños, al fin
tomamos la cola del espléndido manto azul de la Virgen, y así
podemos contemplar aquella maravilla.
La Trinidad beatísima recibe y colma de honores a la Hija, Madre
y Esposa de Dios... Y es tanta la majestad de la Señora,
que hace preguntar a los Angeles: ¿Quién es ésta?
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