Cuarto Misterio Glorioso
Asunción de la Virgen
 

     Assumpta est María in coelum: gaudent angeli! —María ha sido llevada por Dios, en cuerpo y alma, a los cielos: ¡y los Angeles se alegran!
      Así canta la Iglesia. —Y así, con ese clamor de regocijo, comenzamos la contemplación en esta decena del Santo Rosario:
      Se ha dormido la Madre de Dios. —Están alrededor de su lecho los doce Apóstoles. —Matías sustituyó a Judas.
      Y nosotros, por gracia que todos respetan, estamos a su lado también.
      Pero Jesús quiere tener a su Madre, en cuerpo y alma, en la Gloria. —Y la Corte celestial despliega todo su aparato, para agasajar a la Señora. —Tú y yo —niños, al fin— tomamos la cola del espléndido manto azul de la Virgen, y así podemos contemplar aquella maravilla.
      La Trinidad beatísima recibe y colma de honores a la Hija, Madre y Esposa de Dios... —Y es tanta la majestad de la Señora, que hace preguntar a los Angeles: ¿Quién es ésta?

 

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