El profesor Gerardo Castilló opina que "un mal de nuestra época es que muchos adolescentes no tienen la oportunidad de ser niños".


El exceso de TV "sofoca la curiosidad natural"

Según un pedagogo Gerardo Castillo, profesor de la Universidad de Navarra, los adolescentes maduran hoy antes en lo biológico, pero no en lo psicológico.

Noticias de la Universidad de Navarra: 30 de agosto de 2003

 

        "Esa impaciencia por vivir con libertad de movimientos, el ansia de disfrutar y experimentar, sobre todo en el amor y la diversión, es una fiebre que parece estar fomentada por el ambiente consumista y hedonista en el que han nacido y viven los adolescentes." Así lo asegura Gerardo Castillo, profesor de la Universidad de Navarra y director de un curso de verano del Instituto de Ciencias para la Familia de este campus de Pamplona.

        El experto apunta que "los adolescentes de hoy tienden a dejar de ser niños antes en lo que se refiere al desarrollo biológico, pero no al psicológico". Sin embargo, "tienen costumbres propias de adultos en su tiempo libre. Un mal de nuestra época es que muchos adolescentes no tienen la oportunidad de ser niños, de vivir plenamente la edad de la inocencia y el juego".

        En su reciente libro Claves para entender a mi hijo adolescente, el profesor Castillo se ocupa con detalle de la autoestima. "Con la transformación anárquica de su propio cuerpo, el adolescente se desconcierta, no se gusta". Además de no reconocerse a sí mismo, "su baja autoestima se agudiza cuando no es capaz de responder a las expectativas y presiones familiares y sociales".

Padres permisivos, hijos caprichosos

        Por otra parte, el profesor de la Universidad de Navarra piensa que la "educación excesivamente permisiva de los padres, aunque esté muy de moda, no ayuda a la mejora personal de los hijos. Se trata de una postura ingenua". Asimismo, "se ha comprobado que los hijos de los padres permisivos suelen ser caprichosos e inseguros, carecen de hábito de esfuerzo y se hunden ante el primer problema que encuentran. Es la consecuencia de no haber educado la voluntad".

        Este pedagogo insiste en la importancia de la educación "para hacer un uso inteligente y responsable del tiempo libre como practicar el deporte, la lectura, la música... y no para la ociosidad". Para evitar la desgana y la pérdida de interés, añade que "los hijos deben acostumbrarse a divertirse desarrollando la imaginación y eligiendo un ambiente con verdaderos amigos y no simples compañeros de juerga".

        Por último, Gerardo Castillo apunta que "no todos los adolescentes carecen de inquietudes culturales y sociales". Por eso, "el mejor procedimiento para estimular a los apáticos es que se contagien de los que se mueven y limitar el tiempo de televisión, que sofoca la curiosidad natural y crea hábitos de pasividad".