Felicidad
y preguntas de siempre |
El Consejo Asesor del Presidente de los EE.UU. en
asuntos de Bioética (www.bioethics.gov) ha entregado a Bush
un extenso informe de 342 páginas titulado Beyond Therapy.
Biotecnologhy and the Pursuit of Happiness. Los expertos advierten
de los peligros de prescindir de criterios éticos en el uso
de la biotecnología y reflexionan sobre los deseos de felicidad
y de perfección frecuentemente invocados en este ámbito
científico.
El médico y bioquímico Leon Kass, presidente
de este Consejo creado por Bush en noviembre de 2001,
explica en la introducción que la biotecnología promete
hacer a la gente parecer más joven, realizarse mejor,
sentirse más feliz o llegar a ser más perfectos.
Ahora dice Kass que la ciencia nos da el poder de
rehacernos a nosotros mismos según la imagen de nuestro propio
ideal, cobran una urgencia práctica inesperada las antiguas
preguntas filosóficas: ¿Qué es una buena vida?
¿Qué es una buena sociedad?
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Incertidumbre,
riesgos evidentes y precaución cara al futuro |
Según un resumen del documento distribuido
por la agencia Zenit, los expertos defienden una cuidadosa consideración
sobre la clase de mejoras que deseamos para la especie
humana. Nuevas técnicas prometen ayudarnos a conseguir cuerpos
más sanos, disminuir el sufrimiento, eliminar la enfermedad
y extender la duración de nuestra vida, pero también
hacen surgir los fantasmas de los bebés de diseño, la
eugenesia, el control del comportamiento y el bioterrorismo.
Incluso una persona sana tiene limitaciones, observa
el informe. La satisfacción de estos sueños de perfección
humana pudiera parecer loable. Sin embargo, la inquietud surge por
diversos motivos. ¿Qué ocurriría en el ámbito
social, por ejemplo, si muchas personas decidieran escoger el sexo
de sus descendientes? ¿O qué sucedería en el
ámbito individual si los medicamentos se usaran para transformar
la memoria de alguien?
Para el grupo de expertos que han confeccionado el
informe, la manera en que desarrollemos la biotecnología dependerá
en buena parte de las opiniones, costumbres e instituciones de nuestra
sociedad.
El informe explica que el Consejo de Bioética
no quiere condenar ni el poder biotecnológico ni la búsqueda
de la felicidad, de la excelencia o de la autoperfección. Pero
precisa que podemos perseguir estas metas de manera dañina
y con medios incorrectos, a menudo al precio de deformar las mismas
metas que buscamos.
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Motivos
de preocupación
El
informe subraya algunas causas de preocupación por la utilización
de la biotecnología:
- Seguridad
y daño corporal. No hay agente biológico, usado
para fines de autoperfección o autosatisfacción, que
sea enteramente seguro, advierten. Intervenir de modo parcial en
el cuerpo, que es un organismo altamente complejo e integrado, sólo
se puede hacer asumiendo riesgos.
- Injusticia.
Utilizando técnicas de este tipo, por ejemplo, para
el éxito de los atletas en una competición, o para
el de los estudiantes en los exámenes, se plantea la
posibilidad de conceder a algunos una ventaja injusta.
- Igualdad
de acceso. Sin ignorar los beneficios que las nuevas técnicas
pueden aportar a todos, la vida misma enseña que sólo
los ricos pueden afrontar un cuidado médico más caro.
Existe el peligro de que esta brecha se pueda ampliar en el futuro,
creando así una aristocracia biotecnológicamente
mejorada.
- Libertad.
El Consejo de Bioética observa que el poder biotecnológico
podría ser utilizado por unas personas para influir sobre
otras sin su consentimiento. La alteración del comportamiento
mediante medicamentos, los bebés de diseño, la presión
a que se ven sometidos los atletas para consumir esteroides, son
sólo algunos de los peligros. Además, advierten de
que en el futuro muchas de las tecnologías de mejora serán
muy susceptibles de ser utilizadas al servicio de ciertas nociones
fruto de modas de excelencia o mejora, muy superficiales y conformistas.
- Orgullo.
Una objeción común, comenta el informe, es que la
biotecnología implica que los humanos asumen el papel de
Dios, pero sin su sabiduría. La tentación orgullosa
de rehacer la humanidad no sólo puede conducir a consecuencias
malas no queridas, sino que representa también una falsa
comprensión del mundo naturalmente dado. La raíz de
esta dificultad, explica el Consejo, es la falta real de aprecio
y respeto por el carácter de don del mundo. Reconocer que
nuestros talentos y poderes no son enteramente nuestros significa
también advertir que no todo en el mundo está abierto
a cualquier uso que podamos desear o idear.
- Dignidad
humana. La medicina ordinaria hace un uso intensivo de medios
artificiales para tratar la enfermedad. Sin embargo, despierta dudas
el uso de la biotecnología para mejorar a las personas, en
vez de hacerlo a través de la disciplina y el esfuerzo. El
informe considera que el tema del carácter es importante.
Las personas sanas, cuyo comportamiento erróneo se remedia
mediante medicamentos correctores en vez de por su propio esfuerzo,
no están aprendiendo autodominio.
- Fines.
El consejo aconseja una reflexión cuidadosa sobre los fines
que se buscan a través de la biotecnología. Existe
el peligro de que logremos resultados superiores poniendo en peligro
nuestra humanidad.
Interrogantes
Tras considerar estos
peligros, el Consejo de Bioética concluye que se necesita educar
nuestros deseos humanos innatos para evitar los excesos y el error.
A este fin, el informe plantea algunas cuestiones:
- ¿Hasta qué punto el deseo de los
padres de mejores hijos restringe libertad de estos o mina sus opciones
a largo plazo de autodominio y genuina excelencia?
- ¿En qué momento la búsqueda
de la mejora de uno mismo nos empequeñece o empeora?
- ¿Hasta qué punto la preocupación
por cuerpos jóvenes y vida más larga pone en peligro
las perspectivas de vivir bien?
- ¿En qué momento la búsqueda
de la alegría o la autoestima nos puede conducir lejos de
las actividades y los logros que parecen ser intrínsecamente
esenciales a estos fines cuando son correctamente entendidos?
Responder a estas preguntas no es fácil, observa
el informe. Pero sin fronteras de ninguna clase, la biotecnología
podría terminar amenazando la misma identidad humana.
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