Usted y la autoayuda



Asun Fresno

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Demasiado sencillo para ser cierto         Esto de la autoayuda nos ha llegando, evidentemente, de los Estados Unidos. Adolece de la suficiente puerilidad como para ser impensable que hubiera podido nacer semejante engendro en la vieja Europa. Pero el caso es que con la dichosa globalización, ya estamos todos contagiados. Por supuesto, la autoayuda tiene sus maestros, sus predicadores, los cuales vienen a ser una especie de santones modernos, que, a modo de piedra filosofal, ofrecen soluciones mágicas para aliviar el sufrimiento humano. Y dicen que existen unas cuantas recetas infalibles para obtener la felicidad. Según aseguran los más avezados en las técnicas de autoayuda, tan solo con leerse uno de esos manuales que por doquier proliferan, es posible llegar a ser más admirado que nadie, conseguir triunfar en los negocios, autorrealizarse, lograr que no salga a la luz el lío que tenemos en la casa de enfrente, pasar de los hijos sin que los hijos lo noten, volver a nacer, obtener buenos resultados académicos sin dar golpe, utilizar a los demás sin sentir remordimiento, y un largo etcétera.
NO al problema en todo caso         ¿Tiene usted algún problema? Adquiera un manual de autoayuda. Descubra de qué se trata, deje fluir su energía positiva. Pase de todo aquello que no le resulte cómodo. Autogratifíquese. Gústese. Evite comprometerse, complicarse la vida. Cuando, al cabo de los años, llegue la soledad no buscada, régalese una mascota exótica. No se le ocurra pensar: están prohibidas las "comeduras de tarro". Sea pragmático: viva el momento; utilice a los demás, sin pasarse, no vaya a ser que luego se sienta usted culpable. Done algún dinerillo para alguna causa altruista (¿focas de la Patagonia?), pero no se le ocurra preguntarle al vecino como se encuentra, no vaya a creerse el pobre que tiene tiempo para él. Sea usted mismo, pero nunca se le ocurra mojarse, y menos por asuntos que no sean absolutamente triviales: resultaría muy poco elegante. Si, a pesar de todo, tiene días bajos, autocastíguese: macháquese en el gimnasio, inicie esa dieta que nunca es capaz de mantener. Descubra cómo arreglar la desastrosa relación que mantiene con su pareja en tan solo veinticuatro horas. Consiga maravillar a sus socios con un buen plato navideño. Sorprenda a sus amigos, invíteles a un fin de semana bélico para ejecutivos estresados. El tiempo es oro: aprenda cómo sacarle el máximo partido. Libere sus fluidos, fusiónese con el Universo entero. Cómprese uno de esos libros, consiga un buen manual, déjese guiar.