El tetrapléjico luchador y el tetrapléjico
que pidió ser matado

Miguel Ángel García Sánchez-Colomer,
ForumLibertas.com

Las dos caras de la moneda

        Leo en el ABC del 25 de junio, en el artículo sobre la película biográfica de Ramón Sampedro titulada Mar adentro, las siguientes palabras de Alejandro Amenábar:

        "Bardem se sometió durante más de cinco horas diarias al intenso proceso de maquillaje, echándole mucha paciencia, como habría hecho Ramón Sampedro. Pero su imagen expresa, ante todo, y si miramos más adentro, la esencia de Ramón: un hombre sereno, valiente, alguien capaz de encarar la adversidad sin perder nunca la sonrisa”.

        A todos ustedes les invito a mirar la siguiente página web: www.fluvium.org

        Se trata del portal de Internet que ha creado Luis de Moya, un sacerdote que quedó tetrapléjico y que lleva también un buen número de años pegado a una silla de ruedas. Sin embargo, desde esa silla de ruedas que maneja él con la boca y que aprendió a utilizar echándole mucha paciencia, ha vuelto a dar clases en la Universidad; encarando la adversidad sin perder nunca la sonrisa, ha vuelto a trabajar de un modo sereno y valiente.

Porque somos humanos

        En esa página web pueden encontrar la referencia al libro escrito por él mismo, titulado Sobre la marcha, en el que relata cómo fue el accidente que le dejó tetrapléjico y de qué modo se enfrentó a su nueva situación. En la página 55 del libro escribe Luis de Moya:

        “Yo no podía, no debía, buscar el mero sentirme cómodo o lo menos contrariado posible entre mis cuatro paredes, como si no pudiera hacer otra cosa, como si ya nadie esperara nada de mí. Si hubiera caído en ese planteamiento, habría condenado mi vida al lamento permanente como telón de fondo. Consentir en esa visión tan negativa de mi situación, supondría –aparte de pactar con una falsedad– autocondenarme al victimismo. Ir por el mundo con complejo de víctima, como dando pena, se me hacía poco gallardo y un tanto falso, porque veía con claridad que teniendo la cabeza sana no había razón para no utilizarla con provecho."

Siempre vale la pena

        ¿Por qué clamó tanto Ramón Sampedro para que le quitaran la vida? Yo creo que no encontró la ayuda que necesitaba para encararla de un modo valioso. Le faltó, desde mi punto de vista, alguien que le ayudara a ver todo lo que aún podía hacer, con su vida, por los demás. Todo lo contrario a lo que le ocurrió a este sacerdote, que en las mismas condiciones decidió no abandonarse, sino "levantarse" cada día ante la adversidad y seguir adelante con su vida, porque gracias a la ayuda de mucha gente se dio cuenta de que le quedaba mucho por hacer.

        La vida de Luis de Moya sí que es un buen argumento para una película.