La religión no debe ceñirse al ámbito individual
“La religión es algo que debe estar circunscrito al ámbito individual”, ha informado TVE para explicar el cese del coordinador de Información Religiosa.
Javier Arnal
La religión a lo privado

        La cascada de declaraciones contra la religión, y contra el catolicismo en particular, continúa agresivamente en España. La beligerancia esgrimida se nutre de sofismas antiguos y nuevos, que pocos católicos se atreven a desenmascararlos, aportando argumentos sólidos.

        Entre las falacias más perniciosas destaca la de querer arrinconar la religión al ámbito privado, lo cual supone un grave reduccionismo del hombre y de la religión. No les importa a algunos mezclar prácticas clericales del pasado con errores históricos, debidamente adornados por bromas de mal gusto, que hieren nuestra propia cultura.

        “La religión es algo que debe estar circunscrito al ámbito individual”, ha informado TVE para explicar el cese del coordinador de Información Religiosa. Además, la Dirección de Informativos de la cadena opina que “no son necesarios esos servicios en la nueva etapa que comienza”.

El 80%

        Hace un año, cuando Juan Pablo II visitó nuestro país, 16 millones de españoles siguieron su visita. Se ve que es una cifra residual, despreciable, para los actuales directivos de TVE. El más reciente acontecimiento de la celebración de la Virgen del Pilar, tan celebrada en nuestro país, con una devoción tan arraigada, es un botón de muestra de una situación democrática que se opone a las tajantes declaraciones de los directivos de TVE.

        La última estadística que he conocido habla de que el 52% de los españoles se declaran practicantes del catolicismo, y el 80% católicos. Mucho habría que matizar sobre qué se considera “practicar”, porque es evidente que no pocos practican una parte de su catolicismo. Ahora bien: el dato del 80% coincide con el número de padres que piden educación católica para sus hijos. Casualidades de la vida.

Todos los días

        Por supuesto que la religión pertenece al ámbito más íntimo de la persona, a su conciencia y al ejercicio de la libertad. Los católicos afirmamos que la práctica de la fe ha de ser libre. Pero lo que nadie puede concluir es que la práctica libre de la religión no tenga dimensiones sociales, públicas, porque otra cosa es defender la esquizofrenia. La dimensión social del hombre afecta a todas sus facetas, también la religiosa. Bodas, bautizos, procesiones o actos de culto tienen la misma legitimidad civil que una manifestación o una recogida de firmas.

        Es algo insólito lo que está sucediendo ahora en España. Los ataques continuos a la Iglesia Católica y a todo lo que suene a católico salpican, día sí y día también, los diversos medios de comunicación. Un fundamentalismo anticatólico que, por su virulencia, evidencia un alto grado de interés y una estrategia envolvente, que no sabe de treguas, aunque sea algo trazado a toda prisa tras una victoria en las urnas imprevista.