Joven mendigo, de Murillo.
Lo de Álex Navajas yo lo viví el otro día
Miguel Ángel García Olmo
Para eso están

        Clarividente y exacto el comentario de Álex Navajas (Un bocadillo de jamón). Hace poco, estando un servidor en cierta pedanía de esta capital -a las 2 de la madrugada-, un marginado en estado lamentable se acercó a nosotros entre tumbos preguntando por la casa del cura. Seguramente buscaba refugio, limosna, alimento, una palabra...

        Lo que estaba claro es que no iba a pedir delante de las cámaras que le dieran de baja en el censo parroquial de bautizados. Yo pensé entonces lo mismo que Navajas: por la cabeza de este desdichado ser no pasa a estas horas el llamar a la puerta del hogar del Alcalde, del Delegado del Gobierno, de los representantes de partidos, sindicatos de clase o esforzados colectivos por un Estado laico, que tanto trabajan por la profundización democrática y solidaria de nuestra Europa del bienestar.

        
Tampoco buscaba aquel hombre acabado el cálido nido nocturnal de los líderes de los prolíficos grupos que tan atareadamente viven de invocar a "los excluidos" en jornadas, seminarios, ruedas de prensa y convocatorias lúdico-reivindicativas.

        
Iba a "dar la noche" a un oscuro párroco de pueblo, que seguramente tendría que estar consagrando a las ocho de la mañana. Si el "gran mundo" fuera menos tartufo y respetara a los pobres de alma y cuerpo la mitad de lo que los utiliza, se tentaría las ropas antes de seguir desplegando campañas indecentes y suicidas contra la Madre Iglesia.

        
Y si el resto de la sociedad no estuviese tan embotado y fuese menos superficial no prestaría oídos a tanto cantamañanas subvencionado, aunque sólo fuese por que algo tendrá esa agua cuando son los pobres los que la bendicen.