Vivir amando y amar viviendo
El amor es, sin duda, el acto más elevado de la libertad por el que deliberadamente se limitan muchos aspectos de esa misma libertad por el amor y el bien que se tiene a la persona que se elige. Se acaba de publicar un estudio, en el Journal of Neurophysiology, que puso en evidencia, por medio de imágenes cerebrales obtenidas por resonancia magnética de una veintena de jóvenes universitarios, la mitad de hombres y la mitad de mujeres, la existencia del verdadero amor o amor romántico.
Bruno Ferrari
Mujer Nueva
 


El amor romántico en cifras

        Se trataba de parejas enamoradas que tenían una relación de noviazgo de entre uno y 17 meses. Me sentí sumamente interesado por el contenido de ese estudio, dado que su conclusión hace referencia a un estado de urgencia biológica, siempre que se trate de un amor romántico. Esta urgencia hace del amor romántico un amor completamente distinto y mucho más fuerte que el puro deseo sexual. En el mismo estudio se habla de un perfil neurológico del amor mucho más parecido al hambre o a la ansiedad, el cual difiere de un simple estado emocional que implica afecto o excitación.

        Curiosamente, el estudio se realizó en la Universidad de Nueva York, lugar al que muchos se refieren como la ciudad capital de la sensualidad y del permisivismo. El estudio lo encabezó el neurólogo Arthur Aron, acompañado por otros expertos en antropología y psicología. Quizá, por primera vez, se le da una explicación científica a aquello que tanto hemos oído en referencia a "sentir" mariposas en el estómago, puesto que quedó muy claro en esta investigación que nuestro cerebro activa, con mayor intensidad que la normal, ciertas zonas al iniciar un romance y al enamorarse de una persona. Asimismo, quedó claro que cuando se vive este periodo se experimenta el más poderoso de los sentimientos, muy por encima de la sexualidad. Este amor romántico es capaz de superar cualquier otro instinto del ser humano, incluso el de la reproducción y la supervivencia. Literalmente estaríamos hablando de que el amor no tiene límites y que por el mismo se pueden dejar de hacer muchas otras cosas, incluso comer o dormir, tal vez ahora nos haga más sentido al escuchar cuando se dice que una persona murió de amor. De hecho, con esta fuerza estaríamos frente a una verdad inobjetable, por el amor uno puede morir e incluso matar.

Más estudios

        Volviendo a este estudio, en él se describe que la actividad neuronal, cuando existe el verdadero amor o amor romántico, se altera y de allí se centra en zonas consideradas más profundas dentro de nuestro cerebro. Mientras se les aplicaba "escáner" a los jóvenes que participaban en el estudio, se les mostraba indistintamente fotografías de personas conocidas y la foto de la persona amada, al ver esta última se observó una mayor actividad en lo que se llama el cerebro primitivo, en una zona del cerebro en los mamíferos que está asociada a los mecanismos de motivación y recompensa, zona que, dicho sea de paso, se encuentra muy alejada de aquella parte de nuestro cerebro que regula la atracción sexual.

        Desde luego éste no es el único estudio, ya que en 1992 Jankowiak y Fischer realizaron otro, en el que participaron en entrevistas 166 sociedades contemporáneas, desde entonces se habían percatado ya de la existencia del amor verdadero o del amor romántico en 147 de esas sociedades. En las 19 restantes, compuestas por pequeñas comunidades étnicas, no se encontró ninguna evidencia que negara la existencia de estos sentimientos, por lo cual es válido afirmar que el amor es universal, común a todas las culturas. Todos estos estudios hablan de indicadores que ponen en evidencia respuestas psicológicas y emocionales como la euforia, el pensamiento obsesivo sobre la persona amada, una excesiva dependencia emocional de la misma, sobresaliente aumento de la energía y la euforia. Mientras que por contraparte se presenta la pérdida del apetito o el desprecio de las necesidades propias, todo ello sumado a una atención exclusiva a un determinado individuo.

En efecto, la ciencia también afirma que el amor es lo máximo

        Es increíble que apenas en el año 2005 el hombre, por medio de la ciencia, empiece a entender al menos algunos aspectos del amor verdadero. Curiosamente esto se da en momentos en que el ser humano parece requerir siempre de una explicación para todo lo que le ocurre, aunque las más de las veces esa explicación sea innecesaria.

        Para amar verdaderamente es importante conocer el significado del amor y las más de las veces es imposible explicarse mediante impulsos cerebrales. Todos los que hemos tenido la oportunidad de experimentarlo alguna vez, entendemos que se trata de un misterio y que cuando más se descubre la profundidad del mismo más se crece en la capacidad de amar.

        El amor es, sin duda, el acto más elevado de la libertad por el que deliberadamente se limitan muchos aspectos de esa misma libertad por el amor y el bien que se tiene a la persona que se elige. Poder alcanzar la máxima expresión de este amor implica la donación total de uno mismo, encontrando la plenitud por medio de esta entrega a la persona amada.

        Qué bueno que en un mundo como el actual, en el que se puede tener de todo con relativa facilidad, el conocimiento humano llegue al punto de poner en evidencia la fuerza ilimitada del amor por encima de nuestra vida misma y que lo haga, además, distinguiéndolo del sexo, el cual es evidentemente distinto, y dentro del amor verdadero sólo se puede comprender como una expresión más de la donación de sí mismo por el amor al otro. El amor no es algo que se compre o que se venda, como desgraciadamente se hace muchas veces con el sexo.

        Dichosos los que han sabido identificar al amor y que luchan en el mundo actual por no separarse de él.