La fe en Dios y la asistencia a Misa también proporciona una mayor prosperidad profesional y económica
Los beneficios de creer en Dios: ayuda a prosperar y a salir de la pobreza
Un importante estudio del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) muestra que todos los indicadores sociales, incluidos el fracaso escolar, la graduación universitaria o el bienestar general, mejoran cuando el factor religioso entra en juego
Los beneficios de la fe en Dios no sólo alcanzan al plano espiritual y psíquico de los que la tienen sino también al profesional y económico. Se pone de manifiesto que practicar una religión, asistir a misa y rodearse de personas que comparten creencias contribuye a triunfar en el trabajo, en los negocios y en la vida en general.
Víctor Ruiz
 

        Según el economista Jonathan Gruber, investigador del MIT, además de las ventajas en el terreno profesional y económico, todos los indicadores sociales, incluidos el fracaso escolar, la graduación universitaria y el bienestar general, mejoran cuando la religión entra a formar parte de la práctica habitual de las personas, tal como explicó Carlos Fresneda en una información publicada por el diario EL MUNDO el pasado 1 de noviembre.

        El estudio de Gruber, Estructura de los mercados religiosos, participación religiosa y resultados: ¿Es buena la religión para ti?, se llevó a cabo en Estados Unidos, con población blanca de origen mayoritariamente europeo y se ciñó a religiones judeocristianas. Fue realizado por encargo del Departamento Nacional de Investigación Económica.

        Los resultados obtenidos por el MIT son fruto del cruce de dos informaciones: los datos sobre asistencia religiosa de la Encuesta Social General y los referidos a los ingresos económicos del Censo de 1990.

Compartir creencias refuerza la fe

        Una de las conclusiones del estudio es que el hecho de compartir creencias refuerza la fe. Tal como afirma Gruber, “los individuos se vuelven más religiosos cuando los que viven a su alrededor comparten las mismas creencias”. Y comenta un ejemplo: “Pongamos por caso a dos italianos, uno viviendo cerca de un barrio polaco y otro en la cercanía de una población sueca... No hay razones en principio para pensar que haya una gran diferencia entre los dos italianos, excepto una muy importante: es muy probable que los polacos de su entorno sean católicos, mientras que los suecos no”.

        Ante este mismo ejemplo, el investigador del MIT se pregunta: “¿Tiene mejores ingresos la gente que vive cerca de grupos étnicos complementarios que comparten la misma religión? La respuesta es sí”. “Tal vez aquellos que tienen fe podrían afrontar los problemas diarios en el mercado laboral y en las relaciones personales con más posibilidades de éxito”, insiste.

Beneficios contantes y sonantes

        Gruber considera, vistos los resultados del estudio, que algo tan sencillo como duplicar la asistencia a ceremonias religiosas se traduce en un incremento del 9,1 por ciento de los ingresos de las familias, así como en una mejora de un 5,5 por ciento en la escala de la pobreza y en un aumento del 4,4 por ciento en las posibilidades de contraer matrimonio.

        En un país como Estados Unidos, donde el 85 por ciento de la población cree que Dios ejerce una influencia importante y positiva en su vida, “hay muchos estudios sobre la correlación entre la participación religiosa y los ingresos económicos”, dice Jonathan Gruber. Sin embargo, “éste es el primero que intenta demostrar que el primer factor causa el segundo” concluye el investigador del Instituto Tecnológico de Massachussets.