"Una
vida intensa" |
La
Universidad Católica de San Antonio de Murcia es de las pocas
que cuenta con dos claustros: uno, de profesores, y otro del siglo XVII.
Enclavada en el monasterio de San Jerónimo, es el segundo monumento
más importante de Murcia tras la catedral. Su presidente, José
Luis Mendoza, neocatecumenal y padre de catorce hijos, logró
levantar la universidad a golpe de tesón, fe y osadía.
"Siempre he llevado una vida intensa", asegura.
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Un
médico con inquietudes |
Usted
ha sido misionero con toda su familia en la República Dominicana,
ha levantado una universidad, tiene 14 hijos. No parece muy amigo de
la vida tranquila.
Desde
niño he llevado una vida intensa, de trabajo y estudio. Cuando
era pequeño, las monjas me enseñaron a amar a Dios y a
la Virgen, y eso quedó en mi corazón. Hay cosas que ocurren
en la infancia y que después se reflejan en el futuro. En 1979
estudié la carrera de Medicina, y quise crear en Murcia una clínica
de rehabilitación para enfermos con problemas psíquicos
y psicomotores, pero en Murcia no había profesionales. Fui a
Madrid y pedí permiso al Consejero de Sanidad para formar profesionales.
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Osadía
con realismo |
¿Y
qué le respondió?
Me
dijo que era un osado, pero mi padre me prestó un edificio que
poseía y tuve 350 estudiantes el primer año. Después
llegaron los convenios con la universidad de Alicante, Albacete, y otras,
y llegamos a tener 10.000 alumnos por toda España.
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Misionero
durante tres años |
Del
Camino Neocatecumenal
Entonces,
¿cuándo se fue de misionero?
En
una charla, un sacerdote dijo que el Papa había pedido familias
misioneras. Mi mujer y yo nos miramos y asentimos. En 1991, en el Camino
Neocatecumenal, al que pertenecemos, nos preguntaron si estábamos
dispuestos a irnos tres años a la República Dominicana.
Así que cogí a mis ocho hijos y a mi mujer embarazada
del noveno, y nos fuimos. Éramos la familia misionera del mundo
con más hijos.
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Se
jugaba la vida |
¿Y
sus escuelas de medicina?
Cerré
todo. Indemnicé a todos mis trabajadores y nos fuimos a la República
Dominicana, en donde vivíamos sin agua corriente ni luz. Fueron
años de convivir con la miseria y de ver a Cristo en los pobres.
Cogí todas las enfermedades. Me levantaba a las cinco para rezar
con los seminaristas; después me iba a evangelizar con mi mujer
embarazada. Fueron años de sufrimiento, porque recibía
amenazas de muerte de las sectas, que son puros negocios, pero creamos
una parroquia que dio muchas vocaciones. Llegué a orinar sangre
por el sufrimiento.
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Empezar
de cero |
Pero
cuando volvió a España, no tendría nada...
Efectivamente.
Volví sin trabajo, y vivimos de la caridad. Tenía un patrimonio
familiar importante, pero no me ofrecían ni el 20 por ciento
de su valor. Así que empecé una escuela de Formación
Profesional, y fue un éxito total.
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350
profesores y 6000 alumnos |
Tres
vocaciones
¿Cuándo
se embarcó en el proyecto de la Universidad Católica de
Murcia?
Salió
la carta apostólica de Juan Pablo II "Ex Corde Ecclesiae",
que habla sobre las universidades católicas. Pensé que,
tras los años de misión, ya tenía suficiente madurez
para crear una universidad, y fundé la Universidad Católica
de San Antonio de Murcia en 1996. Fue la primera creada por un laico
con el apoyo de su obispo. Es una institución docente y evangelizadora,
porque mi mujer y yo sólo nos hemos dedicado a evangelizar en
los últimos veinte años. Los tres pilares de la universidad
son la docencia, la investigación y la evangelización,
y ya hemos ganado varios premios nacionales de investigación.
En la actualidad tenemos 350 profesores, 150 miembros de personal administrativo
y casi 6.000 alumnos.
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Ya
tres vocaciones |
¿Y
logran evangelizar en la universidad?
Teología
y ética son materias obligatorias en todas las carreras, y tenemos
una capellanía universitaria que organiza peregrinaciones, atiende
a los alumnos, etc. Han surgido dos vocaciones al Carmelo y una al seminario,
y varias chicas no han abortado por las clases de bioética que
se imparten.
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14
regalos del Cielo |
¿Qué
es más difícil: dirigir a 14 hijos o a 6.000 universitarios?
¿Lo
que es imposible para el hombre, es posible para Dios! Yo, por mí,
no habría tenido más de dos hijos. Pero esto es como la
parábola de la perla: hay que vender todo para poder comprarla.
Yo hipotequé todo para comprar mi perla. Si el plan es de Dios,
saldrá adelante, porque Él lleva con cada persona una
historia de amor. La casualidad no existe en la vida de un cristiano:
mis 14 hijos son 14 regalos del cielo.
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