Estudiar y abrirse camino en la vida
Se ha hecho evidente un cambio en la educación: del autoritarismo y la rigidez se ha pasado a la ausencia de límites, a la comodidad y al “dejar hacer”. Se hace patente, por lo tanto, que conviene buscar un término medio: vivir los horarios para el estudio, y padres y educadores, unidos en este reto, establecer las pautas que se deben hacer cumplir, con la suficiente ascendencia, consecuencia del prestigio y del testimonio personal de los que tenemos el reto de educar.
Victoria Cardona Romeu
Profesora y educadora familiar
Se necesita una reacción

        ¿Cómo podemos animar esta voluntad por el estudio? La respuesta la sintetizamos en esta frase: educar la voluntad para el esfuerzo. Nuestros hijos y hijas han de estudiar con ganas y sin ganas de hacerlo, sin excusas, con constancia y con renuncias voluntarias tan sencillas como estar sentados correctamente en la silla; no comer mientras se estudia o no dejar a medias los deberes de la escuela.

        En un mundo competitivo donde se valora la eficacia y los resultados, los padres tenemos el riesgo de hacer lo mismo con las calificaciones de los niños. Si tenemos niños o niñas con gran facilidad para aprender podríamos caer en el defecto de que –al recibir muchos elogios– se volvieran unos vagos, en cambio otros habiéndose esforzado más, podrían no tener buenas notas y quedar desmotivados al no recibir ninguna alabanza. ¿Qué actitud sería la óptima?: observar las posibilidades de cada uno y, sobre todo, no obsesionarse por las calificaciones. Valoremos lo que hace de bueno: poner codos.

        Han terminado las vacaciones de Navidad y volvemos a la escuela. Vamos recibiendo noticias de fracaso escolar. A los padres nos preocupan estas noticias que afectan también a nuestros hijos y hijas. Estamos en la cola de los países europeos. Según el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el bachillerato en España (con un 33 por ciento), ocupa el cuarto lugar en este triste ranking, sólo superado por Turquía y México. En el otro extremo de la clasificación aparecen Alemania (con el 3 por ciento de alumnos que no superan la secundaria superior), Grecia (4 por ciento), Noruega (8) y Japón (9).

 

        Dos sencillas sugerencias prácticas para mejorar el estudio de los hijos:

1 . Hacer agradable el estudio

        Hacer agradable el estudio es enfocarlo de forma que les guste estudiar. Nunca podemos hacer comentarios negativos como por ejemplo: “tienes demasiados deberes” o bien “mira tu padre y tu madre como trabajamos, estamos bien cansados..!” A la inversa procurar que las criaturas y jóvenes tengan curiosidad intelectual, que comenten los libros de lectura, los trabajos de la escuela, busquen temas por Internet, que se fijen en lo que ven cuando van de excursión, que comenten las películas, etc. Deben recibir una instrucción o unos conocimientos, no para saberlo todo como una enciclopedia, sino para adquirir una cultura propia de la persona que piensa, reflexiona, asimila y se prepara para hacer camino por la vida.

2. Espacio de estudio adecuado

        Procurar un espacio en el hogar, adecuado para el estudio de nuestros hijos e hijas. Siempre el mismo. Sin música, sin ruidos, con buena iluminación. A la vez como que cada hijo es diferente, debemos conocer al que se concentra más rato y más deprisa, o al que necesita descansar del estudio más a menudo, y volver a empezar. Hemos de ayudar a que controlen la imaginación, no les podemos interrumpir en cada momento para no dispersarlos. Si debemos apoyarlos como por ejemplo, preguntarles que han hecho de deberes escolares, cuando hayan finalizado su tiempo de estudio; de esta forma podemos saber si han aprendido a resumir y sintetizar y si han reflexionado sobre lo que han estudiado. A veces no podemos por el horario laboral estar cerca del hijo o hija en su tiempo de estudio pero si que podemos interesarnos por lo que ha hecho.

        Es tarea nuestra animarle a la constancia, procurándole medios para ser responsable y tener un buen rendimiento escolar para prepararse para el futuro de su vida.