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Esposa y trabajo |
IV.
Consejos a los maridos
"Oficio es el del marido que ocupa todo el día", subrayó con acierto Bennet. No obstante, hay maridos que parecen prestar más atención al coche o al ordenador que a su mujer (y a sus hijos y a su hogar, creando el oportuno e imprescindible ambiente de familia). Cuántas veces el empeño por mejorar la posición profesional o económica resulta infinitamente superior al desplegado para mantener pujante e incrementar el amor hacia la esposa y cuántas se comprueba que tal actitud no solo mina en sus raíces la armonía y la felicidad conyugal, sino el mismo rendimiento en el trabajo. Gradualmente, al menos en determinados países, se está llegando a un pleno reconocimiento de la igual dignidad de la mujer y de sus derechos y a una mayor conciencia de la importancia de su función en la sociedad. Ya no sorprende que las mujeres trabajen también fuera de casa o que ocupen puestos de gran responsabilidad. Este tipo de mujer por lo común es apreciada, escuchada, bien pagada y goza de períodos de descanso remunerado. Todo eso parece desvanecerse el día en que se casa, comienza a tener hijos y, para poderse ocupar de ellos y del hogar, renuncia al menos en parte a su carrera profesional. En la vida de madre y de ama de casa pueden desaparecer como por ensalmo el tiempo libre, la estima de los demás, la paga generosa, las vacaciones, etc. | |
No es menos valioso |
Pero, ¿se trata ciertamente de una situación irremediable? Parece claro que en la atención a la casa la semana de 40 o de 35 horas no será ya posible. Pero quien se consagra por completo al trabajo del hogar, al cuidado y educación de los hijos, con toda la profesionalidad, el esfuerzo y la paciencia que llevan consigo, merece tanto o más aprecio que el reclamado por una mujer con una brillante carrera en el ámbito público. De ahí que el marido, además de dejar clara constancia de su sincero y agradecido reconocimiento por el trabajo de su esposa en el hogar, deberá hacerse cargo de las tareas que en esta esfera le corresponden por justicia, echando sobre sus espaldas algunas de esas ocupaciones e incrementándolas generosamente más allá de lo "en justicia debido" en los momentos especialmente críticos: cuando llegan las fiestas, durante los embarazos, antes y después del nacimiento de un hijo, etc. Hay días en que una mujer, por motivos que a los varones a veces se nos antojan incomprensibles o carentes de peso, se siente particularmente cansada; ¡cómo agradecerá entonces que su esposo sepa advertirlo, se lo valore y con toda naturalidad asuma en la atención del hogar incluso los asuntos que de ordinario le corresponden a ella! | |
Y he aquí también un "decálogo" para el marido hasta cierto punto simétrico al de las esposas:
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