|
El
amor que da vida: el
maravilloso plan de Dios para el matrimonio
|
Kimberly
Hahn
|
|
Cómo
usar las nuevas tecnologías en la familia
|
Marianela
Jaúdenes
|
|
Cómo
enseñar la vida al niño a través de cuentos
|
Blanca
Jordán de Urríes
|
|
Ocio
y tiempo libre: un reto para la familia
|
Ignasi Bofarull
|
|
|
|
Cada
vez es más evidente que nuestra sociedad es especialmente hostil
contra el matrimonio. No basta con "quererse". La misma
noción de fidelidad y compromiso es sacudida por las prácticas
de nuestro entorno y por leyes en las que, como se ha señalado,
estamos obligados a mantener nuestro móvil al menos 6 meses
mientras que podemos divorciarnos a los 3 meses de casados.
En 2005 hubo en España
casi 140.000 rupturas matrimoniales, entre divorcios y separaciones,
un 10% más que en el año anterior. En 7 años,
de seguir este ritmo, habrá el doble de rupturas.
Lo peor del divorcio
es que, como el suicidio, es contagioso. Cuando se han divorciado
ya un par de parientes, hermanos, primos cercanos, y nadie parece
haberse muerto de ello, es fácil asumirlo como "otra opción".
Una pareja joven en crisis cada vez tiene menos ejemplos a los que
mirar, ejemplos de matrimonios jóvenes, firmes y alegres.
Peor aún, en
nuestra sociedad apresurada hay pocos espacios y acsi ningún
tiempo para compartir nuestra intimidad con nuestro cónyuge
e incluso con algún amigo o pariente muy cercano. Por eso es
especialmente peligroso cuando se presenta la ocasión con alguna
persona que empieza a ocupar el espacio que debería ocupar
nuestro cónyuge.
"Hay un papá
de estar en casa en nuestro vecindario que se ha convertido en mi
mejor amigo", le decía una joven madre a Jill Savage,
fundadora de Hearts at Home, un servicio para animar a las madres
que se quedan en casa a ser cada vez "más profesionales".
Jill enseguida se preocupó mientras escuchaba a la entusiasmada
madre.
"Vamos
juntos con los niños al parque, a comprar, incluso cocinamos
juntos una vez al mes; es un gran tipo", decía la mujer.
"Es evidente que ella no tenía ni idea del peligro de
esta situación aparentemente inofensiva", escribió
luego Jill Savage en un artículo. "La historia es siempre
la misma: el cónyuge infiel desarrolló una relación
que empezó como una inocente amistad, con alguien al que poder
hablar, alguien que le escuchaba, que se preocupaba".
En
una sociedad especialmente hostil, es importante proteger el matrimonio
con una atención especialmente fuerte. "Cada uno es tentado
por sus propios deseos que le atraen y seducen; estos deseos, una
vez concebidos, engendran el pecado, y el pecado, una vez crecido,
engendra la muerte", cita Jill la Carta de Santiago 1, 14-15.
"Necesitamos
plantar un seto de protección alrededor de nuestro matrimonio,
es decir, tomar decisiones ya, por adelantado, que mantengan la tentación
lejos y hagan del matrimonio una prioridad", recomienda Jill
como asesora familiar y matrimonial. En concreto, ella recomienda
8 precauciones para proteger la relación.
Precaución
1: Elige sabiamente. Evita pasar tiempo innecesario con alguien
del sexo opuesto. Por ejemplo, si buscas un entrenador personal en
el gimnasio, elige mejor a alguien del mismo sexo que tú.
Precaución
2: Comparte sabiamente. Si un día te das cuenta de que
estás compartiendo con alguien secretos e intimidades sobre
ti y tu matrimonio que no ha compartido con tu esposo o que no lo
haría, eso es una señal de alerta. Un lío emocional
con alguien, incluso si no llega a ser sexual, también puede
hacer mucho daño a la relación.
Precaución
3: Procura estar en sitios públicos. Haz el propósito
de no citarte a solas con alguien del otro sexo. Si un compañero
te invita a comer o a que le acompañes. haz que venga una tercera
persona. No titubees en explicarle, si hace falta, que así
lo has acordado con tu cónyuge. Puede servir para dar ejemplo.
Precaución
4: No seas inocente. La mayor parte de la gente que termina
teniendo un lío no quería tenerlo; la infidelidad empieza
como una relación inocente que termina alcanzando una profundidad
emocional que cruza la línea de la fidelidad.
Precaución
5: Aumenta tu inversión en hogar. Los matrimonios fuertes
se consiguen pasando tiempo juntos, riendo juntos, jugando juntos.
Si no tienes citas con tu pareja, planea ya citas para los meses que
vienen y haz que pasar tiempo juntos sea una prioridad.
Precaución
6: Presta
atención a lo que piensas. Si todo el día estás
pensando en los fallos de tu cónyuge, si el tiempo que dedicas
a pensar en él o ella se centra en defectos y reproches, es
fácil que cualquier otra persona pueda parecerte mejor y te
atraiga. Haz una lista por escrito de los puntos fuertes que inicialmente
te atrajeron de tu pareja. Aumenta el animar y apoyar y disminuye
las críticas.
Precaución
7: No juegues a comparar. Todos tenemos malas costumbres, manías
y errores. Es muy tramposo comparar a tu esposa o esposo con un nuevo
conocido, porque al recién llegado no lo estamos viendo en
el mundo real, en el mundo de compartir techo, cuidar niños
a las tres de la mañana, cuadrar cuentas, etc...
Precaución
8: Busca ayuda. Buscar ayuda es un signo de fortaleza, no de
debilidad. Busca ayuda quien está dispuesta a presentar batalla,
es un primer paso de fuerza. Un terapeuta familiar cristiano, un buen
consejero, etc... te darán una perspectiva serena, valiosa,
para establecer nuevas estrategias para proteger o defender o reconstruir
tu matrimonio.
Estos consejos, publicados
en Christianity Today (verano 2006, Vol. 23, n2, pág. 42) son
de Jill Savage ( www.jillsavage.org
), fundadora de www.hearts-at-home.org
|