Educar.es: “Un padre no es Aladino
que todo lo consigue”

Josemanuel Tarrío Ocaña www.PiensaunPoco.com

Principios básicos         No hagas por tu hijo algo que él pueda hacer por sí mismo. No le adelantes, por equivocado cariño, los resultados a conseguir.

        Esta es la clave para iniciar una adecuada “educación en el esfuerzo” para con los hijos. Este es el inicio. La idea clara que tenemos que tener padres y educadores.

Asombroso y frecuente error

        No nos engañemos: si le haces la cama a tu hijo por sistema o por que así te crees que le muestras tu cariño, mal asunto; si le haces a tu hija la comida que le gusta para así evitar problemas, que lejos quedará esa niña de comprender cualquier esfuerzo.

        Este es el inicio aunque, lógicamente, necesitemos de más herramientas para recorrer el camino. Reflexionemos sobre ellas empezando por redescubrir el valor de la “paciencia” y su relación con esa adecuada “educación del esfuerzo” de la que hablamos.

        Los niños, también los jóvenes, suelen confundir –o asociar– el desear una cosa con haberla ya conseguido. Cuántos alumnos hay que, sin mala intención ni con afán de mentir, creen que han estudiado y realmente no han pasado de las buenas intenciones que tenían de hacerlo.

Pero no asustarse

        Tampoco te asustes tú –padre o madre– por esto. Conoce mejor a tus hijos y no montes numeritos porque sean así. Se trata de que tú sepas que son así para que les ayudes a madurar poco a poco.

        El fallo no está tanto en que sean de una manera o de otra; el fallo está en que tú no sepas como son y cómo hay que enfocar cada situación y así poder educarles: quédate con la copla.

        ¿Y por qué son así? ¿Por qué confunden desear y hacer lo necesario para conseguir lo que desean?

La paciencia algo insólito

        Porque la paciencia, saber esperar, es para ellos algo inexistente. Lo es porque viven el presente y lo tiene todo por delante. Lo es porque nuestro mundo es el mundo de lo automático e instantáneo.

        Y si a todo eso, unimos el empeño –triste empeño– de tantos padres por dar a sus hijos casi todo lo que desean y con la mayor celeridad posible, el negocio está ya montado.

        ¿Esperar? ¿Esforzarme por conseguir algo?

        Lector, ten paciencia tú también que seguiremos.