Josemanuel Tarrío Ocaña www.PiensaunPoco.com

        El ser humano es un ser inacabado. No nace programado ni predestinado. Hasta las últimas investigaciones genéticas avalan esta teoría.

        Es un ser necesitado que debe hacerse a sí mismo viviendo. ¿No tienes un proyecto de vida? La vida misma es el proyecto.

        Un animal nace ya proyectado. Y con sus perfecciones para vivir su vida. No puede salirse de su proyecto de instintos. No es libre.

        No somos perros. Ni tenemos una vida de perros.

        Nacemos y nos tienen que alimentar, limpiar, llevar de un sitio a otro. Se va creciendo y aprendemos lo básico para funcionar un poco por libre. Y esto, siendo básico, no es lo esencial.

        Crecer no sólo es valerse uno por sí mismo en cuestiones primarias. Crecer no sólo es coger altura y algo de peso.

        Crecer es conquistar autonomía, hacer valer la libertad que nos es propia.

        Y como no se nace sabiendo, este modo de ser tan humano necesita de una guía; una guía para que, realmente, se conquiste esa libertad. Porque lo que no te hace libre, te asfixia. No cabe término medio.

        Educar supone ofrecer a los hijos esas pautas y valores necesarios para que ese crío pequeño y desvalido sea, con los años, serenamente libre.

        Y esto supone recuperar el sentido común en la tarea educativa.

        A un niño pequeño se le da el biberón porque si no se morirá de hambre. Nadie dice: que se lo tome él solito por sí mismo.

        A un pequeño, y a un mayor, se le dan criterios claros con los que edificar su vida. Si no lo haces tú como padre, pues nada, espera los resultados: porque se los dará el primero que se lo encuentre por la calle y luego no te lamentes.