Educar.es: “¿Educar es manipular?”

Josemanuel Tarrío Ocaña www.PiensaunPoco.com

Es el amor

        Avanzamos, en nuestras últimas ediciones de Educar.es, hacia una ética de la educación.

        Puede que no sepa muy bien cómo educar, pero sé que educar me importa, y mucho, porque es una cuestión de cariño. De cariño hacia los hijos.

        Y ese cariño impide la indiferencia y, por eso, como padre, me interesa saber qué cosas le convienen a mi hijo y cuáles debería conseguir que no hiciera nunca. Y si las hace, que al menos me las cuente, que eso también es educar.

El tiempo da la razón

        Por eso, educación y ética se dan la mano Porque todo aquel que sabe de “amores” comprende que casi nada en la vida es indiferente.

        Recuerdo una conversación entre una joven –mamá por primera vez– con su madre: “ahora comprendo todo lo que hacías por mí”. La madre-abuela, se limitó a sonreír para sus adentros.

        ¿Por qué cuento esto? Por lo siguiente.

        El cariño es libre y se demuestra de muchas maneras porque además, salvo el hambre, nada más inteligente que el cariño.

        Puedes demostrarlo con un regalo, un detalle inesperado, de cien mil maneras más. Pero entre padres e hijos, y con el tiempo, lo que te quedará será lo siguiente: “ahora comprendo todo lo que hacías por mí”.

La gran mentira

        Dicho de otra manera, quizás menos sentimentaloide: esa nueva mamá que mira con agradecimiento a su madre que la supo situar ante la vida.

        Educar, sí. Con todas las letras y todas sus implicaciones. Y, aquí, y con estas argumentaciones bueno será destapar una moda de opinión que intenta convencernos de que, en el fondo, educar es un tipo mas de manipulación.

        Esta falacia consiste en afirmar que los hijos deben descubrir los valores por sí mismos y nadie se los puede imponer ni siquiera sugerir: "gracias mamá que, ahora que soy mayor, tengo un despiste tremendo y no sé ni lo que está bien ni lo que está mal". Así acabaríamos.