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Bendito
sea aquel que fía en el Señor, pues no defraudará
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el
Señor su confianza. Es como árbol plantado a las
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orillas
del agua, que a la orilla de la corriente echa
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sus
raíces. No temerá cuando viene el calor,
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y
estará su follaje frondoso; en año de sequía
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no
se inquieta ni se retrae de dar fruto.
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Queremos ser cauce de esa corriente
viva,
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que sus aguas lleguen a todas
partes y muchos
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se alegren con sus sabrosos frutos,
y descansen
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en la grata frescura que de seguro
producirá.
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