El secretario de Estado confirma la necesidad de esta institución.
«Ha llegado la hora de la resurrección de la ONU»
Al celebrarse los sesenta años de las Naciones Unidas y tras la crisis que ha atravesado esta institución en los últimos tiempos, el secretario de Estado vaticano considera que «ha llegado la hora de la resurrección de la ONU».
NUEVA YORK, jueves, 15 septiembre 2005 (ZENIT.org).

 

 


Si la. ONU murió debe resucitar ahora

        El cardenal Angelo Sodano ha participado en Nueva York en la cumbre de líderes de 170 países del mundo convocada, entre otras cosas, con el fin de acometer urgentes reformas en la organización, debilitada tras los escándalos de corrupción.

        En una entrevista concedida este jueves al diario italiano «La Stampa», el purpurado califica de «muy buenas» las ideas de reforma de la Asamblea General de la ONU que se han presentado en Nueva York.

        «Mejor tarde que nunca –considera–. Han pasado sesenta años del lejano 26 de junio de 1945, cuando nacía esta organización para aplicar los principios enunciados en el preámbulo de su Estatuto: salvar a las futuras generaciones del flagelo de la guerra, reafirmar los derechos fundamentales del hombre y contribuir al desarrollo de los pueblos».

        «Se han visto frutos concretos, pero también es un deber destacar que la historia de estos sesenta años ha quedado marcada por el flagelo de las guerras y de crímenes contra la humanidad, así como por la miseria y el hambre. Recuerdo que después de la tragedia de Bosnia se escribió un libro con el título provocador: "La ONU ha muerto en Sarajevo". Ahora ha llegado la hora de su resurrección», afirma.

        «Veo con gusto que el concepto de intervención humanitaria se está precisando. Ahora se quiere crear una “Peacebuilding Commission” (Comisión para la edificación de la paz), para volver traer la paz a los países probados por rivalidades étnicas y por enfrentamientos armados».

        «Las tragedias que se verificaron en los Balcanes, en Oriente Medio y en África han hecho meditar a los responsables de las naciones», reconoce.

        «En los diferentes documentos preparatorios de esta cumbre se ha hablado mucho de la "responsabilidad de proteger". Es un nuevo concepto jurídico y político que se está desarrollando», indica la mano derecha del Papa en la guía de la Santa Sede.

Se necesita valentía

        Juan Pablo II fue uno de los pensadores que más impulsaron, particularmente en los años noventa, la necesidad de que la comunidad internacional establezca la posibilidad de una «intervención humanitaria» en ayuda de poblaciones indefensas agredidas.

        «La Santa Sede pide a los Estados que tengan la valentía de aplicar las decisiones tomadas al respecto –afirma el cardenal–. De este modo, se podrán remediar esas situaciones en las que las autoridades nacionales no quieren o no pueden proteger a sus propias poblaciones».

        Por lo que se refiere ala posición de la Santa Sede sobre la petición de destinar el 0,7% del producto interior bruto de los países ricos a los países en vías de desarrollo, el cardenal considera que «el tema del desarrollo es tan importante como el de la paz».

        «Entre ellos se da una relación profunda, que había llevado al fallecido Papa Pablo VI a repetir con frecuencia que "el desarrollo es el nuevo nombre de la paz". En este campo, queda todavía mucho por hacer», señala.

        «Ahora bien, la ONU no es un supergobierno –advierte–. Es más bien el resultado de la voluntad política de sus diferentes países miembros».

        Para el cardenal Sodano «la ONU sigue siendo útil».

        «Si no existiera una organización así, habría que inventarla –concluye–. El problema está más bien ligado a la necesidad de renovarla. No debe ser un organismo petrificado, sino una institución viva, que responda a las necesidades actuales. Esto se aplica tanto al Consejo de Seguridad como a los demás organismos de la ONU».