BIOGRAFÍA DE JESÚS

CAPÍTULO IX


Pbro. Dr. Raúl Lanzetti www.iglesia.org

  

La resurrección de Lázaro
        La salida de Jesús fue hacia Betania. Dos días antes de partir había recibido la noticia de la agonía de Lázaro (Jn 11, 1-6). Jesús va a Betania consciente de la muerte de su amigo (Jn 11, 7-16). Se marchó dispuesto a resucitarlo, sabiendo que este milagro acabaría costándole la vida.

        Ya a las puertas de Betania Jesús se encuentra con numerosos judíos que habían venido de Jerusalén para acompañar a las dos hermanas (Jn 11, 17-19). A continuación tiene lugar el diálogo con Marta (Jn 11, 20-27) y luego el diálogo con María (Jn 11, 28-32). El llanto de María caló hondo en el Señor; estremecido, Jesús llora y va al sepulcro (Jn 11, 33-38). A continuación tiene lugar el impresionante milagro de la resurrección de Lázaro (Jn 11, 39-44).

        Las repercusiones del prodigio alarmaron a los fariseos y a los sumos sacerdotes, miembros del Sanedrín. Se convoca entonces a una reunión plenaria y, abandonando las perplejidades anteriores, el Sanedrín decide la muerte de Jesús (Jn 11, 45-53).

        Si bien no se divulgó esta decisión, de todas formas el Sanedrín dio mandato oficial de captura. Entonces Jesús se retira a Efraín (Jn 11, 54), una aldea apartada, en el límite con el desierto de Judea. En ella permanecerá Jesús hasta que inicie su último viaje a Jerusalén.

El último viaje a Jerusalén
        Había expectativas en Jerusalén entre los israelitas que habían llegado a la capital antes de la Pascua para purificarse (Jn 11, 55-57).

        Al salir de Efraín Jesús hace a los Doce el tercer anuncio de la pasión y resurrección (Mt 20, 17-19; Mc 10, 32-34; Lc 18, 31-34). No es fácil imaginarse el tono en que el Señor se expresaría en esta ocasión. La sucesiva petición de los hijos de Zebedeo (Mt 20, 20-23; Mc 10, 35-40) da la medida de lo que entendían entonces los apóstoles. Pero el Señor los toma en serio y les responde con afecto. La grotesca polémica que se suscitó a continuación entre los apóstoles da ocasión al Señor para enseñarles sobre la autoridad y el servicio (Mt 20, 24-28; Mc 10, 41-45).

        El paso del Señor por Jericó tiene una belleza particular. Se verifica allí el encuentro con Zaqueo (Lc 19, 1-10); Jesús expone la parábola de las diez menás (Lc 19, 11-27); y al salir de la ciudad cura al ciego Bartimeo y a su compañero (Mt 20, 29-34; Mc 10, 46-52; Lc 18, 35-43).

        El sábado anterior a la Pascua de ese año 30 dC Jesús se encuentra ya en Betania, a las puertas de Jerusalén; y comiendo en casa de Simón el leproso tiene lugar la unción de María (Mt 26, 6-13; Mc 14, 3-9; Jn 12, 1-8). El Iscariote no resiste más y se decide a entregar a su Maestro; esa misma noche se realiza el pacto de Judas con los sanedritas (Mt 26, 14-16; Mc 14, 10-11; Lc 22, 3-6). Además los sumos sacerdotes —sanedritas— habían tomado la decisión de matar también a Lázaro (Jn 12, 9-11).

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