El aborto en España: busquemos nuevas soluciones

A pesar de las campañas oficiales de información sexual a los jóvenes, las cifras de abortos en España son escalofriantes: 60.000 durante el año 2000, y los de adolescentes son los que más aumentan. El autor propone una alternativa que las autoridades se empeñan en ignorar.

Autor: José Pérez Adán es Profesor de Sociología en la Universidad de Valencia, (España).
Fuente: Mujer Nueva
Cifras oficiales

        El Ministerio español de Sanidad y Consumo ha publicado el informe anual sobre el aborto quirúrgico con los datos definitivos correspondientes al año 2000. Las cifras en crudo resaltan las siguientes dos verdades:

La primera causa de muerte         Por un lado, el aborto quirúrgico es la primera causa de muerte en España. Las más de 60.000 víctimas del aborto del año 2000 superan a las muertes producidas por las enfermedades neurovasculares, que aparecen en las estadísticas oficiales como la primera causa de defunción, con no más de 50.000 fallecidos.
El actual al programa no logra los objetivos         Por otro, los abortos crecen cada año y los abortos en adolescentes son los que más aumentan. Con las cifras que da el ministerio en la mano no se nota en absoluto el supuesto efecto beneficioso en relación con la disminución del aborto adolescente, apuntado como objetivo en las sucesivas campañas oficiales de información sexual dirigidas a la población joven.
Las más informadas abortan más         De todos los datos particulares que muestra el informe hay alguno particularmente doloroso. Las chicas que en el 2000 tenían entre 18 y 22 años, o sea las que recibieron entre los 13 y 17, entre los años 1995 y 1999, las campañas de información sexual en los colegios, no sólo son las que más abortaron sino también el grupo de edad en que el incremento del número de abortos fue más acusado.
Habrá que cambiar de sistema         Luego aquí hay algo que va muy mal. Nos referimos naturalmente a las campañas de información sexual experimentadas hasta ahora. Unas campañas que se han basado casi exclusivamente en el fomento del uso del preservativo entre los jóvenes. Ante esto, hay una razón para el optimismo: viendo los resultados, podemos concluir que en adelante, habrá que hacer las cosas de manera distinta.
Podemos hacerlo bien         No soy partidario de que nos rasguemos las vestiduras, ni de que exijamos dimisiones sumarias, ni tampoco que se amenace con actuaciones penales. Pero el asunto es serio: razonemos, y si algo hay que enmendar, hagámoslo con humildad y sabiduría. Hora es de que se le dé una oportunidad a la propuesta razonable y razonada de la continencia y de la fidelidad en las relaciones sexuales. Y ello hay que hacerlo con dinero público: con anuncios, con folletos, en televisión y en la escuela, con colores y con música atractiva. Podemos hacerlo mejor porque podemos hacerlo distinto y porque lo que hay que hacer no lo tienen que hacer los mismos.