¿Quién forma mejor a mis hijos?

Hay quien cree que los padres de hoy son incapaces de educar a sus propios hijos; por eso, en lugar de ofrecerles colaboración y orientación, pretenden suplantarlos.

Autor: Andrea Lago
Fuente: Mujer Nueva

Todavía algunos padres se sienten responsables         Hace algunas semanas se difundió por Internet una resolución legal en Argentina que debe hacernos pensar, principalmente a quienes deseamos educar a nuestros hijos en los valores y principios morales.
        El Tribunal de Familia nº 2 de San Isidro dio lugar a la acción de amparo solicitada por cuatro familias en contra de la Municipalidad de Vicente López, y dispuso la suspensión respecto de sus hijos del cumplimiento de la Ordenanza Municipal 14.843, que crea el programa de salud sexual y reproductiva.
        Con esta sentencia, las familias consiguieron salvaguardar a sus hijos menores de edad de la instrucción sobre métodos de anticoncepción artificial dispuesta por la norma.
Nadie como los propios padres         Llama la atención que los padres tuviesen que defender ante un juzgado su derecho a decidir de qué manera y por quién sus hijos deben ser formados en una dimensión principal del ser humano: el amor y la sexualidad.
        No se puede dudar que en la mayoría de los casos son los padres quienes mejor protegen a sus hijos. Son innumerables los testimonios de matrimonios que hacen grandes sacrificios para ofrecer mejor educación o garantizar una vida digna a sus hijos. Entonces, ¿por qué estas familias se vieron en la necesidad de llegar a una acción legal?
La información oficial con frecuencia es tendenciosa         Actualmente existe la tendencia a creer que las autoridades conocen mejor las necesidades de los jóvenes. Así serán ellas las más indicadas para determinar qué y cómo deben formarse en los distintos aspectos de sus vidas. Y el mayor énfasis se ha puesto justamente en el área de la educación sexual y reproductiva.
        Resulta evidente que consideran a los padres incapaces, algo que en ocasiones puede tener un resto de verdad. Es cierto que hoy muchos padres se sienten desbordados por los hijos. Los niños y adolescentes reciben una enorme cantidad de información de los medios de comunicación, de los amigos e incluso, de cursos de educación sexual que no siempre son adecuados. En estos cursos no siempre se hacen distinciones individuales ni se ofrece una valoración de la misma información. Todo es igualmente válido, igualmente correcto. No importa si atenta contra la naturaleza del ser humano.
Proteger a los hijos         Así la valoración de una relación sexual dentro del matrimonio es igual a una fuera del mismo si existe libertad de ambos. O una relación homosexual se presenta al mismo nivel que una entre hombre y mujer. No es de extrañar que estas familias hayan buscado defender su derecho a educar a sus hijos según sus valores. Con esta acción buscaban en realidad proteger a sus hijos.
Algo más que conocimientos         Porque es necesario considerar la individualidad de cada joven. Los cursos de educación sexual han sido realizados por expertos, pero difícilmente se logrará adecuar toda la información a la madurez y personalidad de cada niño o. Sólo los padres conocen realmente a sus hijos. Por esto sólo ellos pueden ofrecer una formación paulatina durante todas las etapas de su desarrollo, una formación continua y estable en sus apreciaciones y valores.
        Además, debemos preguntarnos qué quieren lograr estos cursos. La mayoría de ellos está diseñado sólo para entregar información sin considerar los efectos que ésta puede causar en los adolescentes. Es un tema demasiado delicado como para pasar por alto que la forma de entregar esta información puede producir en los jóvenes algo más que aumento de conocimientos.
Importante pero subsidiaria         Lo que el Estado y las instituciones educativas sí pueden ofrecer es asesoría a los mismos padres y darles los medios que faciliten su labor. Hoy, los padres de familia difícilmente logran conocer todo lo que reciben sus hijos. Es por ello necesaria una colaboración. Incluso es bueno que en las escuelas se ofrezcan alternativas para que los padres puedan cumplir esta misión: encuentros padres-hijos, conferencias con sesiones de reflexión para padres e hijos juntos, etc.
        Esta es la forma correcta de preservar el derecho que en la mayoría de las Constituciones nacionales es reconocido: la patria potestad. La misión del Estado, como bien ha recordado uno de los jueces que dictaminaron a favor de las familias, es subsidiaria. Es decir, de apoyo y orientación a la labor que deben realizar los padres.
        Al final, ¿quién puede educar mejor a los hijos?, ¿el Estado o los propios padres?