No nos hagamos…
No nos hagamos… todos conocemos a alguien, más o menos cercano que tiene tendencias homosexuales; y si no lo conocemos, pronto lo haremos. Un amigo de la universidad, un vecino, un primo… o un hijo o un hermano.
Carolina Duarte
 


Tan antiguo como anómalo

        No nos hagamos… todos conocemos a alguien, más o menos cercano que tiene tendencias homosexuales; y si no lo conocemos, pronto lo haremos. Un amigo de la universidad, un vecino, un primo… o un hijo o un hermano. Hace tiempo que en México convivimos con esta realidad. Escandalizarse ante ella no conduce a nada, y quizás muestre más bien ingenuidad y falta de conocimiento de la realidad.

        Esta experiencia común de conocer cada vez más gente con en esta situación, lleva a algunos a pensar que el ser humano está cambiando y que ahora la sexualidad se vive desde otra dimensión; es decir ya no tiene que reducirse a la relación clásica entre hombre y mujer, sino que se puede dar entre dos hombres o entre dos mujeres. Incluso se puede vivir la bisexualidad, es decir relaciones o contactos sexuales con hombres y con mujeres, sin que se excluya ningún género. El género se ha ampliado y existen otras variantes. Pero hay que levantarle los ojos a quien tan superficialmente piensa, recordándole dos detalles. Uno de corte histórico: el fenómeno de la homosexualidad ha acompañado a la especie humana desde su aparición sobre la Tierra. Basta ojear algunos períodos de la época de Grecia, de Roma, de China, o leer con atención el problema de Sodoma (5.000 años antes de Cristo) para descubrir este hecho. Lo que prueba que el ser humano sigue siendo el mismo, y que junto a hombres y mujeres que viven su sexualidad de manera natural, han convivido unos pocos, que por causas que ahora no mencionaré, han “violentado” o han “sufrido” una deformación en su tendencia natural, para encontrar atractivo un camino distinto del común de los mortales.

Respecto a la dignidad humana

        Un segundo detalle es que, el hecho de que existan unas minorías que experimentan una desviación de su líbido, no es prueba suficiente para afirmar que la especie humana está evolucionando, que el ser humano ahora sea diferente, pues naturalmente hombres y mujeres, de todas razas y culturas siguen experimentando una atracción mutua complementaria, de la cual además depende la continuidad de la raza humana. O cambia toda la especie humana a la vez, o no hay cambio. Para que se produzca un cambio de esta naturaleza creo que faltan miles años de evolución, y habría que ver si se da o es más bien ciencia ficción.

        Estamos de acuerdo en que se defienda el respeto que se debe a estas personas. A menudo se las ha visto con malos ojos, lo que es injusto, pues juzgar a alguien por tener un problema, habla de poca comprensión y humanismo. A todos se les debe un respeto que corresponde a su dignidad como seres humanos. Las campañas para defender la dignidad de quienes sienten tendencias homosexuales son legítimas; lo que no me parece tan legítimo es que algunas de esas campañas quieran presentar como natural… lo que la madre naturaleza no ha hecho.

Interesante cuestión de términos

        Es necesario aclarar términos. La homosexualidad (incluyendo el lesbianismo) es una realidad que se presenta en algunas personas, por ello se piensa que “son homosexuales”. Realmente no existen personas homosexuales, sino personas heterosexuales que tienen una tendencia homosexual. El ser humano es heterosexual, es decir, hombre o mujer.

        La mayoría de los expertos (y basta entrar a los colegios de médicos y psicólogos de todo el mundo, no sólo los americanos como la APA –sigue siendo un defecto mexicano venerar al vecino de arriba, Estados Unidos–) piensa que la homosexualidad es una anomalía psicológica por la que la persona experimenta una mayor atracción erótico-afectiva por las personas del mismo sexo, y cierta repugnancia por la conducta heterosexual. Hay que diferenciar entre quienes tan sólo “sienten la tendencia” y quienes lo eligen como comportamiento sexual. Por mucho que digan, no se ha encontrado ningún gen que pueda ser la causa de este comportamiento. De todos modos, no todas las personas que tienen una tendencia homosexual, tienen un comportamiento homosexual.

        Lo natural en el ser humano es vivir la sexualidad de forma integrada porque es una dimensión fundamental de la persona que no se elige, viene dada naturalmente. El hombre y la mujer no tienen un sexo, son su sexualidad, porque la sexualidad es estructural en lo corpóreo, psíquico y espiritual, no es sólo una función del cuerpo, ni sólo una diferencia genital. Lo natural es que exista una armonía entre todos los niveles de la personalidad que quedan definidos por el sexo: el genético, el gonádico, el morfológico, el psicológico, el espiritual y el social.

Respecto a imposición

        Curiosamente cada célula del cuerpo humano lleva el sello de su sexo: sólo hay dos sexos, XX femenino, XY masculino. La genética abre el panorama y nos muestra solo dos sexos.

        Es de justicia respetar a quienes sufren o eligen esta tendencia, pero lo que no parece tan justo es que el movimiento internacional gay, presione, exija, y se imponga a la sociedad, para que sus reivindicaciones queden cumplidas, sin estar realmente justificadas. En privado cada quien puede elegir su comportamiento sexual; no entramos en campos de moralidad, pero de ahí a “imponerlo socialmente como aceptable”, dista una gran distancia. Usando este mismo argumento, el día de mañana los sádicos o pedófilos pueden exigir sus derechos porque son, gracias a Dios, una minoría que se siente discriminada.

        Distingamos con realismo entre la persona y su comportamiento. Se respeta al sujeto pero ello no conlleva de forma obligada aceptar todos sus comportamientos, sólo porque son minoría; y más en un campo tan delicado y tan necesario de un fundamentado en lo natural, como la vivencia de la propia sexualidad.

        No nos hagamos… tontos; respeto, sí, a la persona con tendencia homosexual, siempre, pero sin que me impongan “a fuerzas” de campañas, lo que no es natural.