Una mujer acude a los tribunales por angustia post-aborto

Fuente: BBC, Reino Unido
Al tener un hijo después

        Una mujer del norte de Inglaterra ha demandado al Servicio Nacional de Salud por no haber sido advertida de los serios daños psicológicos que podía sufrir tras el aborto. Se trata del primer caso de este tipo en Gran Bretaña.

        Tres años después de haberle sido practicado el aborto y tratar de olvidar la experiencia, la mujer tuvo un hijo y a partir de entonces empezó a experimentar intensos sentimientos de culpabilidad y odio a sí misma pensando en el valor de la vida que había perdido.

        Ella misma trabaja en el Servicio Nacional de Salud y sabe que, antes de cualquier intervención quirúrgica, los pacientes deben ser informados de todos los efectos secundarios para poder dar un consentimiento informado.

No está previsto en las normas         Por su parte, el Real Colegio de Obstetras y Ginecólogos publicó en el 2000 unas orientaciones sobre lo que debería decirse a las mujeres que vayan a someterse a un aborto. La lista incluye complicaciones físicas como hemorragias, perforaciones uterinas, trauma cervical e infecciones, y sin embargo elude mencionar la posibilidad de problemas psicológicos.
El 10% problemas psiquiátricos         Ian Jones, que dirige el Servicio Británico de Asesoramiento sobre el Embarazo, el mayor proveedor de abortos en Gran Bretaña, declara que es importante compartir con la mujer toda información relevante para tomar la decisión de abortar o no, como el riesgo de hemorragia o infección, pero no necesariamente de cualquier tema menor que pueda surgir a lo largo de toda su vida. Añade que el porcentaje de personas con secuelas psicológicas es mínimo, y el problema suele existir ya antes del aborto. Una afirmación que niega el Dr. David Kingsley, psiquiatra de un hospital público de Liverpool y miembro de la ONG Life, añadiendo que al menos un 10% de las mujeres que abortan quedan marcadas por problemas psiquiátricos severos o persistentes. Además, su riesgo de suicidio es tres veces superior al normal, mientras que la maternidad reduce el riesgo a la mitad.
Todo un mundo de mentira

        En el caso planteado, la mujer tardó varios años en admitir que sus problemas eran consecuencia del aborto.

        “El problema –continúa el Dr. Kingsley– es que el Real Colegio representa sobre todo a los proveedores de abortos, y es imposible que reconozca que sus colegiados están causando daños, ya que pondría en cuestionamiento toda la práctica médica. En realidad, existe una atmósfera de negación alrededor de todo el proceso del aborto: primero, cuando tanto el personal médico como la madre niegan la realidad de un bebé que a las cuatro semanas tiene un corazón que palpita y a las ocho, dedos y pies. Y segundo, cuando todos se niegan a admitir los efectos de ese aborto para la mujer”.

        “En definitiva, nos encontramos con que realmente las mujeres no pueden tomar una decisión informada cuando estudian si deben o no abortar”.