Las células del cordón umbilical ofrecen una salida a la leucemia

Mujer Nueva, 18 de julio de 2002.
Fuente: The Guardian, Reino Unidp

A promocionar el sistema

        Stephen Knox, un enfermero británico de 31 años enfermo de leucemia, se ha salvado de una muerte segura gracias a la sangre del cordón umbilical de un recién nacido.

        Éste es el primer caso en que un adulto recibe este tipo de tratamiento en el país, y se espera que a partir de ahora aumente la financiación pública para crear bancos de este órgano, de los cuales, hasta ahora, sólo existían dos (en Newcastle y en Londres). Además de los elevados precios que aplican, estos centros no pueden almacenar la cantidad de sangre que se necesitaría para un programa nacional de transplante.

Los progresos de la ciencia

        El último recurso que habitualmente se aplica a los enfermos de leucemias es el transplante de médula ósea, que produce células sanguíneas pero implica la destrucción de la médula del paciente para sustituirla por la de un pariente o donante. Cientos de enfermos mueren todavía por falta de donantes compatibles.

        Desde hace algún tiempo, se sabe que la sangre del cordón umbilical, que suele ser desechado por los hospitales después del parto, contiene células estaminales que podrían ser una alternativa a la médula ósea. De hecho, 23 niños británicos ya habían recibido este tratamiento, pero no se creía que pudiera funcionar con adultos. Incluso si se encontraran células compatibles de un cordón, no serían suficientes para regenerar toda la médula.

Un sistema que por fin funcionó

        En realidad, la cantidad de sangre que puede extraerse de un cordón umbilical equivale a un vaso de vino. Pero sólo una mínima parte de ella (varios cientos de células de entre los miles de millones) son el tipo de células madre capaces de regenerar casi tres kilos de médula ósea destruida.

        Pero el Dr. Proctor, de la Universidad de Newcastle, había oído que en Canadá se llevaban a cabo operaciones que mezclaban grupos de células de cordones compatibles e incompatibles, con bastante éxito. Fue así como decidió inyectar una mezcla de células madre de siete cordones umbilicales a Knox, al que se pronosticaban unos pocos meses de vida, después de que la quimioterapia hubiese fracasado.

        Uno de los cordones era perfectamente compatible, pero no los otros seis. Sin embargo, no sólo el cuerpo no rechazó estas células, sino que actuaron como aceleradoras de las pocas compatibles, y empezaron a recuperar la médula. En cinco semanas sus células sanguíneas llegaron al nivel adecuado.