¿Sí se puede?

Madre se es para toda la vida, no solamente durante el embarazo y el parto. Y la mujer, la empresa y los gobiernos tienen que acordarse de ello si quieren que haya equilibrio entre el mundo laboral y la vida familiar.

Autor: Marcia Ameriot
Fuente: Mujer Nueva: 2003-02-21

Así están las cosas         Leyendo los diarios esta semana, me encontré un testimonio de una madre española que terminó siendo la motivación de este artículo. Decía “Soy una mamá no productiva; bueno, en realidad debo ser no productiva por ser mamá. Mi marido me ha comentado lo de la famosa ayuda de los 100 euros a las mamás trabajadoras, y que sus compañeras con niños pequeños ya la habían solicitado; las mujeres sin hijos decían que por 100 euros no se iban a animar a tenerlos. Hace pocos días recibí de la Tesorería de la Seguridad Social una hoja con mi vida laboral, 6.680 días, más de 18 años, ¡ah, entonces sí que era productiva! En las últimas entrevistas de trabajo, al decir la edades de las dos niñas pequeñas, 18 meses y 3 meses, o al verme embarazada de esta última, casi se quedaban horrorizados, incluso se han permitido decirme que ya pararía, o que vaya patinazo. Una vez, dos días antes de firmar el contrato, fui a ver al jefe de personal para comunicarle que estaba embarazada; se quedó extrañadísimo de cómo podía haberme despistado y no controlado el tema. ¡Llevábamos un mes negociando el trabajo!, y en sólo un minuto pasé de ser la persona ideal para dirigir su oficina, a una persona no apta, sólo por estar embarazada. Ni qué decir tiene que ya no hubo trabajo.”
Importantes mejoras para ellas en el mercado laboral

        Paradójicamente, según el Instituto “Families and Work” de Nueva York, las compañías más exitosas en Estados Unidos son las que tienen la proporción más alta de mujeres empleadas y ocupando gerencias.

        Para Carly Fiorina, la flamante CEO de la Hewlett Parker, eso no es ninguna novedad. Ocupando desde 1999 la dirección de la empresa y el primer lugar de una lista de los 50 directivos más poderosos del mundo de los negocios, la carrera de Fiorina parece ser la prueba de que, cuando tienen la oportunidad y el talento, las mujeres pueden llegar hasta donde quieran.

        Pero si historias como la de la mujer de negocios más poderosa del mundo parecen ser excepción en un mercado laboral adverso para la mujer, como lo hace notar el testimonio que encabeza nuestro texto, hay buenas noticias. Un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) informa que, en América Latina, la desproporción de sueldos entre hombres y mujeres bajó de 32% a 22% en la última década. Y que en Estados Unidos y Europa la diferencia es inferior a 10 puntos percentuales. Según especialistas, en 20 años no habrá ya diferencias. Algo notable, si consideramos que las barreras culturales contrarias a la entrada de la mujer en el mundo del trabajo comenzaron a caer hace relativamente poco tiempo. En un primer momento, las mujeres participaban en el mercado solamente como secretarias, telefonistas y enfermeras, para nombrar tres campos netamente femeninos. Hoy, ocupan ya puestos que antes eran considerados imposibles de ser ejercidos por mujeres, como la ingeniería y la alta tecnología. Ya se dice que no hay un complot machista en el mercado, que cuando ocupan la misma función y cuentan con un mismo currículum, las mujeres reciben el mismo sueldo que los hombres. Que lo que pasa es que como están desde hace menos tiempo en el mercado de trabajo, es natural que las mujeres tengan un currículum menos cualificado y menos experiencia que su colegas varones.

Pero no tan sencillo

        ¿Es así de sencillo? No parece. En realidad, las mujeres siguen llevando la desventaja en los procesos de selección no solamente por contar con menos experiencia laboral y un curriculum más pobre. Muchas empresas creen que la atención que tienen que dar a la casa, al marido y a los hijos podría ser un impedimento para desarrollar bien su trabajo. Nada más equivocado.

        “El actual mercado de trabajo exige profesionales creativos y polivalentes, lo que es una de las principales características femeninas”, afirma Simon Franco, uno de los más famosos consultores de negocios, presidente de la TMP Wordwide para América Latina. Y nos explica bien lo que significa el concepto de polivalente para él: “desde muy temprano, las mujeres aprenden el arte de la versatilidad, acumulando funciones y ejerciendo al mismo tiempo los roles de hija, madre y esposa”.

A pesar de todo la maternidad es un obstáculo

        La economista Christina Larroudé confirma el hallazgo: investigó la vida de 51 mujeres de éxito en el mundo ejecutivo y concluyó que, para ascender profesionalmente, no hace falta imitar a los hombres: que lo que el mercado acoge y premia son justamente características bastante femeninas como la capacidad de relacionarse con los demás, de sacar adelante al otro, de trabajar en equipo. Además, agrega otras cualidades de las mujeres ejecutivas: son más perseverantes, más perfeccionistas y más constantes. Incluso la inseguridad, que en principio podría ser uno de los puntos débiles de la mujer, le cosecha victorias en el trabajo porque le hace ser menos impulsiva y contar con más información antes de tomar alguna decisión.

        Pero, si es así, ¿por qué la maternidad sigue siendo considerada un obstáculo para la carrera profesional? Es interesante notar que una encuesta de la misma OIT descubre que, mientras el 95% de los ejecutivos son casados y tienen o pretenden tener hijos; la mitad de las mujeres que ocupan cargos de dirección no tienen hijos. Más claro que el agua.

Optar para no pretender imposibles

        El choque entre la maternidad y la carrera, además de ser real en el mercado de trabajo, parece que empieza a jugarse primero en la cabeza de la mujer. Hay estudios que afirman que la mujer se hace dos promesas que cree ser capaz de cumplir. La primera en la casa, queriendo que no se note que trabaja fuera. Y la segunda en el trabajo, haciendo creer al jefe que no habrá ningún cambio ahora que tiene hijos. Y, claro, no puede cumplir ninguna de las dos. Necesitará mucha ayuda en casa para que el tiempo que pasa fuera sea compensado de alguna manera. Y en el trabajo, tendrá que contar obviamente con unas condiciones que le faciliten la vida como madre y trabajadora.

        Además, madre se es para toda la vida, no solamente durante el embarazo y el parto. Y la mujer, la empresa y los gobiernos tienen que acordarse de ello si quieren que haya equilibrio entre el mundo laboral y la vida familiar.

        El plan ideal de estudiar, hacer carrera, después casarse y aprovechar al máximo la vida a dos y al fin tener hijos, parecería perfecto si no fuese por un detalle: a esas alturas, la mujer pudo haber dejado atrás su mejor momento biológico para un embarazo. Y el hijo que colmaría su proyecto de vida no llegaría con tanta facilidad. Todavía queda una pregunta para la mujer: ¿Vale la pena postergar la maternidad por una carrera profesional cuando las dos no son compatibles?