El empleo femenino, un tema controvertido

Carlota de Barcino.
www.mujernueva.org

Donde sea más necesaria Varios son los mitos que el feminismo exacerbado defiende a capa y espada. El primero es que cada vez son más las mujeres que se incorporan al mercado laboral en las mismas condiciones que los hombres, lo cual marca una tendencia que se extenderá a toda la población femenina. El segundo es que uno de los obstáculos más importantes con que se encuentran en este proceso es la falta de guarderías públicas. Y el tercero, que la mujer que trabaja a tiempo parcial está explotada e insatisfecha. Bajo estas afirmaciones, subyace la idea de que la mujer tiene mucho más que ofrecer a la sociedad como trabajadora que como madre en su casa. En parte es cierto, en la medida en que la aportación específica de la mujer es una riqueza para la sociedad. Sin embargo, es ella quien debe elegir libremente dónde es más necesaria en cada momento.
Mujer, el trabajo y familia Si algo novedoso ha introducido Hakim en el estudio del empleo femenino, es que las mujeres no son un colectivo homogéneo sobre el que quepa generalizar. En función de su "teoría de la preferencia", distingue tres grupos de mujeres según sus aspiraciones y prioridades en la relación familia-trabajo. En primer lugar, estaría el grupo de las mujeres centradas en su carrera profesional, que representan en torno al 20 por ciento de la población femenina. Otro grupo, con un porcentaje prácticamente idéntico, reuniría a las mujeres que dan prioridad absoluta a sus hijos y preferirían no trabajar. Estos dos grupos tienden a ser muy estables y poco influenciables por políticas laborales o familiares a la hora de hacer sus opciones de vida. Pero existiría un tercer grupo, el más numeroso (aproximadamente un 60 por ciento de las mujeres), que busca "lo mejor de ambos mundos". Este grupo, que Hakim bautiza como "adaptive group", trata de lograr, a lo largo de toda su vida, el adecuado equilibrio entre las realidades familiar y profesional, con lo cual opta por primar una u otra en función de la etapa y las circunstancias en que se encuentre.
Las influencias

        Aunque las medidas fiscales o sociales pueden aumentar o disminuir los porcentajes de cada grupo, esta segmentación siempre se mantiene y no puede ser ignorada por cualquier política que pretenda favorecer a la mujer. De este modo, cae el dogma de la tendencia inexorable a la plena incorporación de la mujer en el mundo laboral. Simplemente porque ella misma, en un 20 por ciento, no lo desea y, en un porcentaje mayor, sólo lo desea en ciertas etapas de su vida.

        En segundo lugar, nos encontramos con la afirmación categórica de que el aumento de guarderías públicas contribuirá a incrementar el acceso de las mujeres al mundo laboral. Una medida de este tipo sería indiferente al primer grupo pues, por ser su preferencia la vida profesional, o bien renuncian a tener hijos o bien tienen pocos y están dispuestas a pagar guarderías privadas o niñeras compatibles con horarios extensivos. En cuanto al segundo grupo, sucedería algo semejante, pues ya han optado por encargarse ellas mismas de la educación de sus hijos. En definitiva, tal medida influiría casi exclusivamente en el grupo flexible: en sus opciones personales y, como consecuencia, en las tasas de natalidad.

Las guarderías no es la solución Analizando diversos países europeos, Hakim destaca el caso francés. A pesar de tener una de las mejores redes de guarderías públicas del mundo occidental, las mujeres a las que se dirige esta medida (las del grupo flexible) siguen optando por reducir e incluso suprimir la maternidad. Y al mismo tiempo, un tercio de las mujeres en edad de trabajar se mantiene al margen del mercado laboral. Esta política social, por tanto, no contribuye directamente a que más mujeres trabajen, pues sus tasas de empleo a tiempo completo se mantienen en los mismos niveles que otros países europeos con peores servicios de guardería. Además, tampoco evita la preocupante caída de la natalidad (ni la renuncia de la mujer a sus preferencias personales de tener varios hijos). Para este grupo, que prefiere cuidar a sus propios hijos, serían más útiles las políticas de flexibilidad laboral y permisos de paternidad más amplios, pues son conscientes de que, en ciertas etapas de su vida, las necesidades de los pequeños deben primar.
Interés laboral Al mismo tiempo, no podemos olvidar que cerca del 30 por ciento de las mujeres en Francia forman parte del grupo cuya preferencia se dirige al hogar. Otro tipo de políticas, como las ayudas económicas que valoran como un trabajo el cuidado de los hijos o las que favorecen más nacimientos, serían las más adecuadas para ellas. El último dogma que estos estudios contradicen afecta de nuevo a las mujeres del grupo flexible y mayoritario, el único que se acoge al trabajo a tiempo parcial. Siempre se ha dicho que no es una elección libre, sino que se han visto abocadas a tal situación a falta de un "empleo en condiciones" que debería corresponderles. Y sin embargo, las investigaciones de Hakim aportan numerosas estadísticas sobre las preferencias de las mujeres con contrato a medio tiempo. Entre ellas, una encuesta en el sector bancario australiano reveló que el 25 por ciento de las entrevistadas, aun sin tener niños menores a su cargo, no estaban interesadas en trabajar a tiempo completo. Cerca de la mitad de todas las mujeres manifestaba la misma intención. Es obvio que los objetivos y las prioridades de este grupo son muy diferentes a los que muestran las mujeres que han optado radicalmente por su carrera profesional.
Un trabajo pesado para ella

        Lo curioso de los estudios de Hakim es que este fenómeno de la división de las mujeres en función de sus preferencias se da independientemente de su clase social, país de procedencia o nivel educativo. Y rompe con las afirmaciones estáticas y universales que han fundamentado las reivindicaciones del feminismo histórico. Ciertamente, sus representantes se llevan las manos a la cabeza cuando ven que siempre habrá grupos de mujeres que opten por permanecer en casa junto a sus hijos, por tomar un trabajo a medio tiempo o por dejarlo en las épocas en que sus hijos más las necesitan.

        La verdadera política a favor de la mujer es aquella que se adapta a sus necesidades y deseos más íntimos, ya sea renunciar a la familia, entregarse a ella por completo o, lo que a la mayoría de nosotras supone el esfuerzo de cada día, adaptar la entrega a una u otra realidad en función de las necesidades de la familia en cada momento. Al fin y al cabo, las mujeres sabemos bien que las personas prevalecen sobre las cosas.

        Sobre Catherine Hakim

        Catherine Hakim es Investigadora del Departamento de Sociología en la London School of Economics. Entre sus estudios más conocidos, figuran los siguientes:

Work-lifestyle choices in the 21st century: Preference Theory, Open University Press, 2000.
A century of change in occupational segregation 1891-1991, Journal of Historical Sociology, vol. 7, December 1994.
1991 Census SARs: opportunities and pitfalls in the labour market data, Work, Employment and Society, vol. 9, September 1995.
Explaining trends in occupational segregation: the measurement, causes and consequences of the sexual division of labour, European Sociological Review, vol. 8, 1992.
Segregated and integrated occupations: a new framework for analysing social change, European Sociological Review, vol. 9, 1993.
A century of change in occupational segregation 1891-1991, Journal of Historical Sociology, vol. 7, 1994.
Key Issues in Women's Work, London, Athlone 1996.