"Hablar con Dios es fácil en cualquier lugar"
Carlos García Estraviz es un médico especialista en Cuidados Intensivos de 39 años. Describe en este testimonio su trabajo en el 061 de Galicia, un Sistema de Emergencias Médicas extrahospitalarias.

 

 

 

Éste es un buen lugar

        “Conozco el Opus Dei desde hace muchos años, desde el Colegio. Cuando fui a la Universidad empecé a ir por un centro de la Obra y tuve varios amigos del Opus Dei. Lo conocí a fondo. Pero pasaron bastantes años antes de que comprendiese que ése era el camino que Dios quería para mí.

        Fue un proceso largo, porque durante años no lo veía claro. Hasta que un día, después de una tertulia con don Álvaro del Portillo en la Universidad, decidí que no podía hacer esperar más a Jesús.

        Ahora me esfuerzo para que el espíritu cristiano del Opus Dei vaya empapando mi vida y mis relaciones con mis amigos y compañeros de trabajo, que saben que soy del Opus Dei, porque yo se lo he dicho o alguien se lo ha contado.

        Es un espíritu que me ayuda a ser amigo de la gente de verdad. Porque cuando se llega a una verdadera amistad acabas contándole al amigo todo lo que te preocupa, lo que llevas en el corazón, por qué haces algunas cosas, por qué no haces otras... y sale a relucir que haces oración, que tratas de ser amigo de Jesús…

        En ese sentido, aunque a primera vista no lo parezca, el mundo de las urgencias médicas es un buen lugar de trabajo para hablar con Dios y para hablar de Dios, porque aquí la muerte ronda con frecuencia, y las preguntas sobre el final y el sentido de la vida están muy presentes. No es difícil hablar de Dios y de la Providencia divina, que te da un sentido para esas situaciones dramáticas que a otros llevan a la desesperación.

        Hablar con Dios es fácil en cualquier lugar. Incluso en las situaciones de estrés, que se dan con frecuencia en mi trabajo, donde ves de todo, lo mejor y lo peor. El espíritu del Opus Dei me lleva a dar gracias a Dios cuando las cosas salen bien, a pedir perdón cuando me equivoco; a desagraviar cuando veo que ofenden a Dios; a pedir ayuda para poder atender bien a un paciente…

De lo divino y humano

        Mi trabajo tiene unos horarios muy variados, según el tipo de servicio que tenga que hacer. Por eso procuro ir a Misa y hacer un rato de oración antes comenzar. Al llegar los de mi turno revisamos el material de la ambulancia o el helicóptero, y desayunamos con los compañeros que salen de turno. Comentamos los últimos servicios, las incidencias, las noticias de la empresa… Y durante todo el turno estamos en la base, esperando a que nos llamen para atender una emergencia. Mientras tanto, aprovechamos el tiempo para estudiar, para reponer el material, etc.

        No estamos continuamente atendiendo enfermos. La mayor parte del tiempo estamos aguardando, listos para salir. Y cuando hay una emergencia volamos inmediatamente, atendemos al paciente y lo llevamos a su casa o al hospital. En las emergencias se suelen pasar unos momentos muy agitados, pero no suelen durar mucho. Después, volvemos a la base, reponemos el material y pasamos a estado de espera.

        Durante ese tiempo de espera se habla, como es natural, de todo lo divino y lo humano. Con quien no podemos hablar mucho es con los pacientes: los que están mal no están en condiciones, y los que están bien suelen estar pocos minutos con nosotros.

        A veces algún colega me pregunta en qué me ayuda el hecho de ser del Opus Dei. Yo le digo que me ayuda a procurar ser cristiano, que no es poco. Además, mi trabajo, con este contacto diario con el dolor y la muerte, me recuerda constantemente que no somos nada y que nuestra vida está en las manos de Dios: cada día puede ser el último.