Homosexualidad y entorno familiar José María
SEGOVIA DE ARANA Médico, Santiago
GRlSOLÍA Bioquímico, Juan José LOPEZ
IBOR Psiquiatra, Francisco MORA Neurobiólogo,
Alberto PORTERA Neurólogo. ABC,
28 OCT 1994, 3ª página |
¿Vale la pena el experimento? |
¿SABEMOS o podemos predecir las consecuencias psicológicas, sociales y humanas de un niño o una niña que desde su infancia es educado por unos "padres", homosexuales ambos? Y si no lo sabemos, ¿se puede realizar este experimento? Reformulada esta última pregunta de un modo más riguroso ¿puede alguien, un individuo o un grupo social (político), tomar una decisión afirmativa al respecto sin basarla en el estudio profundo de los conocimientos que hoy aporta la ciencia y el pensamiento antropológico para predecir sus consecuencias en el contexto de una determinada cultura? La familia tradicional ha pasado ya la fase experimental desde hace miles de años en la mayoría de las culturas y, muy especialmente, en la nuestra. Los resultados, buenos o malos, están claros y de ellos ha surgido la sociedad en la que vivimos. Para llevar a cabo, mediante una adopción, una nueva propuesta de familia que discrepe de las normas o reglas existentes sería necesario disponer de datos convincentes que atestigüen que sus resultados serían mejores que los ya conocidos emanados de las familias tradicionales. Tales datos no existen por lo que la supuesta equivalencia o ventaja de esta nueva situación se basa en suposiciones y buenos o nobles deseos de personas o de grupos deseosos de tal adopción. Datos objetivos sólo se obtendrían de un experimento o ensayo prospectivo, en este caso imposible puesto que no contaría con el rigor científico y los criterios de control indispensables por no disponer del consentimiento de los sujetos de estudio, los niños. |
Por su gran trascendencia habría que contar con los niños y es imposible |
Desde el punto de vista biomédico los ensayos en los
que participan sujetos humanos deben tener en cuenta principios científicos
generalmente aceptados y no pueden llevarse a cabo legítimamente si
la importancia del objetivo final no considera los inherentes riesgos
que pueden recaer en la persona sujeto de estudio, en este caso, el
niño o niña. Los intereses de éstos así como su integridad presente
o futura, física o mental deben siempre prevalecer por encima de los
intereses de los promotores del ensayo de adopción o de la sociedad
en general. Todos aquellos factores que puedan modificar el desarrollo
de una personalidad específica deben ser valorados y controlados al
máximo. Se debe contar con el consentimiento expresamente manifestado
por el sujeto de estudio o por las personas directamente responsables.
En el caso de la adopción por homosexuales este condicionamiento es
imposible puesto que el niño no tiene todavía capacidad de análisis
de las posibles consecuencias y no existe ninguna persona legalmente
responsable que pueda tomar las decisiones en su nombre. |
Sin embargo será un hecho |
En resumen, en todos aquellos experimentos
o ensayos que se realicen en seres humanos, su bienestar presente y
futuro debe prevalecer por encima de los intereses científicos, sociales
o personales que puedan ser causa del ensayo. Estas ideas, entre otras muchas y formuladas desde la vertiente teórica, fueron debatidas hace apenas unas semanas en un curso que sobre «Cerebro Humano» se celebró en La Granda (Asturias) auspiciado por la Fundación de Estudios Hispánicos del Principado. Pues bien, por noticias aparecidas estos días en la prensa y otros medios de comunicación, sabemos que en la Comunidad autónoma de Valencia ese experimento se va a poder realizar. Efectivamente, las parejas homosexuales van a poder adoptar niños o niñas como si de una familia heterosexual se tratara. |
Contar con la ciencia |
En el curso de La Granda y dentro del debate sobre sexualidad
humana, establecido entre los firmantes de este artículo, se discutió
acerca de sus determinantes genéticos, cerebrales y psicológicos, los
parámetros de referencia para la educación sexual del individuo y el
impacto e influencia que éstos pudieran tener en la conformación de
muchas funciones cerebrales en los primeros años de vida. Las limitaciones
en el proceso de adopción por personas que no encajan, a priori, en
la norma deben apoyarse no sólo en los aspectos sociales o económicos
sino que deben tener también en consideración los conocimientos científicos
actuales en los que se incluyen los factores que condicionan importantes
y definitivas modificaciones de la personalidad del adoptado. |
La ciencia demuestra lo improcedente del hecho |
No es éste el momento y el lugar para hablar propiamente
de la homosexualidad. Ni queremos, en absoluto, discutir los derechos
personales y sociales de los homosexuales amparados por la Constitución
y que compartimos. En cambio, sí queremos plantear nuestra postura
intelectual y mostrarnos en contra, clara y transparentemente, acerca
de que se reconozcan a los homosexuales, los derechos o se les otorgue
la capacidad de adoptar un niño o una niña en el seno de una «familia»
homosexual. Las razones son claras y se apoyan en los conocimientos
científicos actuales de cómo se construye el cerebro humano desde el
nacimiento hasta alcanzarla edad adulta. |
El ambiente tiene una influencia poderosa | El niño o la niña tras el nacimiento, pasa por una etapa
sexualmente indeferenciada. A pesar de los determinantes genéticos «varón
o hembra», la tendencia sexual de los niños se modula y cristaliza en
circuitos plásticos del cerebro en base a la experiencia y a las referencias
psicosociales del entorno. La conducta sexual se adquiere, se desarrolla
y se aprende, lo que sabemos ya desde los experimentos clásicos de laboratorio
realizados en primates y confirmados ampliamente en el ser humano. No
quiere esto decir que un niño o una niña, educado en el seno de una familia
homosexual, masculina o femenina, esté abocado fatalmente a la homosexualidad.
Ciertamente no. El medio ambiente no es un determinante absoluto, pero
si poderoso. En cualquier caso, y siendo el aspecto sexual muy importante,
no es éste, en modo alguno, el todo de las consecuencias que para un niño
o una niña puede tener su educación en este ambiente referencial. |
Se prevén nefastas consecuencias para los niños utilizados en la experiencia | La cultura de una sociedad, más allá del inmediato entorno
familiar con ser éste enormemente influyente, es definitiva en la conformación
psicosocial del niño. Y nuestra cultura es una cultura, quiérase o no,
de parámetros fuertemente heterosexuales y conformada en el seno de esa
educación familiar tradicional. Un niño, «paternizado» por una pareja
homosexual, entra necesariamente en conflicto en sus relaciones personales
con otros niños. Se conforma psicológicamente un niño en lucha constante
con su entorno y con los demás. Crea frustración y agresividad. ¿Y cuántas
cosas más? En definitiva, estas decisiones, no son otra cosa que un experimento
diseñado sobre terceros, sobre niños o niñas que son ajenos al ensayo
y cuyas consecuencias repercutirán en sus propias personas y en la misma
sociedad que los ampara. |
Seamos responsables |
Todo
científico sabe que en el diseño de un experimento se predicen los posibles
resultados que se piensa obtener basándose en observaciones y conocimientos
previos. Y aun así, los resultados nunca están de acuerdo con las predicciones
posibles. Un experimento psicosocial de este tipo con seres humanos
y en el contexto de una sociedad y cultura milenariamente heterosexual
es, cuando menos, de una enorme irresponsabilidad social. Y no vale
argumentar que tales experimentos ya pueden haberse iniciado en el seno
de la sociedad danesa. Pensamos que los miembros del Parlamento de la
Comunidad Valenciana debieran meditar serenamente el refrendo de esta
ley. |