Su
consulta puede ser extensiva a todo tipo de vicio contra la castidad.
Puedo decirle :
1.
La lucha en general para conservar la castidad (o recuperarla después
de haberla perdido), ha sido expuesta en muchos lugares y por numerosos
autores. Los principales medios que suelen señalar son:
a)
Mantenerse perfectamente tranquilo ante las tentaciones. Sentir
la tentación no significa consentir a ellas. Tener
la seguridad de que puede vencerse.
b)
Desviar la atención inmediatamente cuando empiezan las tentaciones:
alejar los malos pensamientos sustituyéndolos
por otros buenos, dirigir la atención a otro objeto bueno
y absorbente (un clavo se saca con otro clavo), distenderse (pasear
al aire libre, etc.).
c)
Vigilar para no ponerse en ocasión de ser tentados. Las ocasiones
de pecado son las que empujan normalmente al pecado.
d)
Mortificación: saber privarse de cosas que gustan y son lícitas,
hacer sacrificios. Esto ayuda a aprender a tener dominio
sobre las propias pasiones y tendencias.
e)
El pudor o prudencia de la castidad: éste adivina el peligro,
impide ponerse en él y hace evitar las ocasiones de pecar.
f)
La oración: la castidad es un don de Dios. Hay que pedirlo.
Ayuda mucho la devoción a la Virgen María.
g)
El sacramento de la Penitencia o Confesión: confesarse frecuentemente
robustece el alma, borra las reliquias de los pecados pasados y
ayuda a ser fuertes frente a las tentaciones futuras.
h)
La Eucaristía: recibida en gracia (sin conciencia de pecado
mortal) nos da una perfecta unión con Jesucristo. Quien
come mi carne y bebe mi sangre mora en mí y yo en él
(Juan 6, 57).
i)
Desde el punto de vista puramente natural es importante, también,
mantener una buena higiene física, una alimentación
equilibrada, ejercicio físico y descanso.
2.
Cuando se trata de un vicio fuertemente arraigado estos mismos medios
son los que llevan a desarraigarlo, pero actuando enérgicamente
y tras la repetición de muchos actos. Sólo la práctica
virtuosa puede desarraigar un vicio.
3.
Si la pulsión del vicio ya roza el comportamiento anómalo,
puede ser que tenga raíces físicas o psíquicas,
y en tal caso, junto con los medios arriba indicados, hará
falta la ayuda de un médico católico, de visión
clara y serena, que realice un examen clínico general (y
en especial una revisión del sistema nervioso vagosimpático)
y en base a los resultados indique algunos medios de orden médico.