En apoyo a nuestro arzobispo don Fernando Sebastián
Dr. Jokin de Irala
14.01.05 Diario de Noticias
Deficiente planteamiento

        Las Juventudes Socialistas de Navarra, entre otros, han reaccionado con fuerza, y cierto talante intolerante, a la última carta pastoral del arzobispo de Pamplona y Tudela, don Fernando Sebastián, sobre las personas homosexuales y la próxima ley que equipara sus uniones al matrimonio.

        El tema es ciertamente complejo y desde luego mucho más complejo que lo que nos quieren hacer creer algunos grupos activistas o partidos que utilizan la cuestión aduciendo los derechos humanos o las libertades personales. En mi opinión, no se avanza mucho debatiendo este tema en la prensa, porque es difícil analizarlo en su conjunto y se acaba casi siempre en descalificaciones personales como las vertidas contra nuestro arzobispo.
Me quiero centrar en algunos hechos:

Vayamos punto por punto         1) Por mucho que se quiera difundir que la Iglesia o sus obispos odian a los homosexuales, el punto número 2358 del Catecismo de la Iglesia Católica dice claramente que las personas homosexuales "deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta". Habría que distinguir entre el respeto por una persona y la no aceptación de sus actos como indiferentes o buenos . Esta distinción no es un atentado contra la libertad ni es discriminación. Sin embargo, obligar a alguien a aceptar como bueno lo que hace otra persona, cohibe su libertad. Nuestro arzobispo está evidentemente en la línea del respeto, aunque no dé por bueno un estilo de vida.

        2) Dejemos ya de llamar homófobo o antihomosexual a cualquiera que no esté de acuerdo con una opinión determinada de la homosexualidad. Quiero recordar a las Juventudes Socialistas de Navarra que el ilustre socialista francés Lionel Jospin ha sido etiquetado también de homófobo, por no estar de acuerdo tampoco con el cambio de la definición de matrimonio. No se trata de sectores conservadores o sectarios ; son personas como el socialista Jospin que, sin más, no opinan como ellos.

        3) Mal que pese a muchos, hoy no hay ninguna evidencia a favor de las teorías genéticas de la homosexualidad de Le Vay, Bailey o Hamer.

        4) No debemos rasgarnos las vestiduras cuando alguien opine que la homosexualidad no es una orientación normal . Expertos como Spitzer, que fue uno de los activistas que luchó para que no se considerara la homosexualidad como una enfermedad, se dedican ahora al tratamiento de la homosexualidad. Spitzer cambió de opinión y trabaja en una asociación de especialistas, ayudando a personas homosexuales a reencontrarse con su heterosexualidad (http://www.narth.com). Deberíamos también respetar a los científicos que valoran la homosexualidad como una alteración de la identidad sexual.

        5) Además, existen varias asociaciones de ex homosexuales que reivindican, frente a los colectivos de gays y lesbianas, el derecho a poder buscar ayuda sin ser insultados por ello (http://www.peoplecanchange.com).

        6) A cualquier joven que tuviera dudas sobre su orientación sexual, le invitaría a que visite la interesante página web http://www.freetobeme.com. Los padres y educadores pueden sacar también provecho de ella.

        Si alguien no estuviera de acuerdo con todo esto, que lo investigue personalmente antes de descalificar.