¿Por qué tanta prisa por clonar seres humanos?
El último número de "Journal of Medical Ethics" (mayo 2006) ha publicado una detallada crítica de los actuales experimentos de clonación humana. En un artículo titulado "¿Por qué tanta prisa por clonar seres humanos?", el Dr. Neville Cobbe (Wellcome Trust Centre for Cell Biology, de la Universidad de Edimburgo) advierte que se está omitiendo, sin justificación, los estudios previos en modelos animales.
El inicio de la vida
AAVV

 

 

Estudios previos pocos serios

        Cobbe señala que la postura de que no hacen falta más ensayos con animales se basa solo en dos trabajos que no son concluyentes, ambos realizados en ratones. En el primero de ellos se logró curar un trastorno del sistema inmunitario, pero no con las células madre clónicas que eran el objeto del experimento, sino con células madre de organismos desarrollados. En el otro se trataba de evaluar las posibilidades de tratar el parkinson con células madre embrionarias obtenidas por clonación. Las células en efecto se implantaron en el cerebro; pero igual resultado se consiguió con células no clónicas. Además, en este estudio se empleó un número de ratones demasiado pequeño y se los observó durante un tiempo demasiado corto para descartar que las células implantadas no puedan causar teratomas o tumores.

        A la vez, observa Cobbe, se defiende cada vez más el uso de embriones clónicos para examinar cómo los tejidos de un paciente resultan afectados por una enfermedad o cómo responden a un medicamento. Este procedimiento permitiría obtener células genéticamente idénticas al paciente sin necesidad de extraerlas de él mediante biopsia, que puede ser arriesgada. "Sin embargo –advierte Cobbe–, semejante método parece estar gravemente viciado, porque entre los ejemplares de un clon se dan diferencias relevantes en la expresión de los genes". En experimentos con animales se han detectado mayores diferencias entre fetos clónicos derivados de un mismo original por transferencia nuclear que entre medio hermanos obtenidos por fecundación "in vitro" o inseminación artificial.

        Además, Rudolph Jaenisch y sus colaboradores han demostrado que la clonación introduce defectos nuevos en la expresión de los genes, tanto en los tejidos embrionarios como en los demás. Tales aberraciones, ha señalado Ian Wilmut, el creador de la oveja "Dolly", fácilmente invalidarían los estudios que recurrieran a la clonación para determinar las diferencias en el metabolismo de medicamentos entre distintos sujetos. Concluye Cobbe: "A falta de estudios con animales que demuestren la viabilidad de tales investigaciones en embriones humanos, me pregunto cuáles pueden ser los verdaderos motivos para llevarlas a cabo".

Explotación de mujeres

        En fin, "está claro que la clonación por transferencia nuclear aún dista mucho de ser eficiente, y los pocos datos actualmente disponibles sobre la clonación terapéutica con blastocistos parecen sugerir que tiene aun menos éxito que la clonación reproductiva". Por eso "resulta sorprendente que algunos defensores de la clonación hayan pasado por alto estas dificultades en sus escritos dirigidos al público", con promesas exageradas sobre las posibilidades de la clonación terapéutica.

        Esto suscita serias dudas sobre la moralidad de los ensayos de clonación con embriones humanos. Una se refiere al "desprecio sistemático de la vida humana naciente". Otra deriva de la necesidad de óvulos en elevado número para realizar tales experimentos. En relación con esto, la cuestión es "qué significado podría tener el ‘consentimiento informado’ de las mujeres que suministraran óvulos para investigación creyendo que tales estudios pueden llevar a salvar vidas, cuando faltan por completo los necesarios indicios de ello en modelos animales y los riesgos para la salud de la donante pueden llegar a ser graves". Además, hay peligro de que se explote a mujeres pobres.

        Cobbe admite que algunos de los frutos que se esperan de la clonación terapéutica pueden hacerse factibles "algún día en un futuro lejano". Pero haría falta mucha más investigación básica, y "por ahora no veo por qué esto habría de exigir forzosamente clonar embriones humanos en vez de embriones de modelos animales". "Si ahora permitimos semejante experimentación con seres humanos sin previa y completa comprobación mediante ensayos en otras especies, ¿realmente sabemos adónde vamos?"

        En fin, los experimentos de clonación humana no tienen, hoy por hoy, justificación terapéutica. Más bien, concluye Cobbe, "parece que un cúmulo de intereses puede haber contribuido de modo relevante a fomentar ideas deformadas tanto de los conocimientos científicos en torno a la clonación como de las consecuencias clínicas previsibles".