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Pentecostés |
Había
dicho el Señor: Yo rogaré al Padre, y os dará otro
Paráclito, otro Consolador, para que permanezca con vosotros
eternamente. (Joann., XIV, 16.) Reunidos los discípulos
todos juntos en un mismo lugar, de repente sobrevino del cielo un ruido
como de viento impetuoso que invadió toda la casa donde se encontraban.
Al mismo tiempo, unas lenguas de fuego se repartieron y se asentaron
sobre cada uno de ellos. (Act., II, 1-3.) |